‘Yotzin’, el único hombre precerámico descubierto en Santa Lucía

• Es un esqueleto masculino de entre 25 y 30 años de edad al morir y 1.75 metros de estatura, recuperado en 80% y con el cráneo semicompleto

Desde 1984, cuando se localizó el cráneo del Hombre de Chimalhuacán en un predio de dicho municipio en la Cuenca de México, no se habían descubierto restos humanos de precerámicos, es decir, de las poblaciones más antiguas que habitaron nuestro territorio antes de la invención de la cerámica.

Sin embargo, las exploraciones del yacimiento de Santa Lucía podrían poner nuevamente a esa región –la cual fue un hito en la prehistoria mexicana en las décadas de 1940 y 1960– en el mapa de estudios de la evolución humana con el descubrimiento de «Yotzin» (único, en lengua náhuatl), un esqueleto colectado en 80 por ciento de su totalidad y el cráneo semicompleto, cuyas características morfológicas y antropométricas, presumiblemente corresponden a un individuo de finales del Pleistoceno e inicios del Holoceno, hace 10,000 años a.C.

El esqueleto se descubrió en un sitio cercano al cerro y poblado de Xoloc, a 2,241 metros sobre el nivel del mar; corresponde a un hombre adulto de entre 25 a 30 años de edad al momento de morir, y mide 1.75 metros de estatura. Se encontró flexionado, con el tórax destruido y el cráneo roto, a la altura de la nariz y ojo izquierdo, y tiene una coloración negruzca por el sedimento en el que estuvo inmerso.

La huella en los huesos

A decir del antropólogo físico Arturo Talavera González, tras los resultados morfológicos y antropométricos éstos indican que sus características están más cercanas a los primeros pobladores de América o cazadores-recolectores de finales del Pleistoceno, que a las poblaciones prehispánicas. Sin embargo, están pendientes los fechamientos de radiocarbono para confirmar la antigüedad de «Yotzin», nombrado así por ser el único posible individuo precerámico localizado en Santa Lucía.

Luego de las observaciones preliminares, el especialista ha analizado medidas, formas y huellas en el esqueleto: la osteometría revela un cráneo alargado (dolicocráneo), mandíbula ancha, húmeros y cúbitos redondeados, fémures poco aplanados y aplanamiento transversal de la tibia (platicnemia). Esta última, la platicnemia, «es característica de los pueblos primitivos cazadores-recolectores y tendió a disminuir con la sedentarización y la agricultura», explicó.

Asimismo, el antropólogo encontró marcas de actividad por la presión muscular en la línea media del hueso occipital, en las vértebras altas y axis, en ambos húmeros, a la altura de donde se inserta el músculo deltoides; así como en el tercio proximal de cúbitos y radios, propias de quien hace mucho ejercicio, y observó inserciones musculares en fémures y tibias, relacionadas con la actividad de caminar largas distancias por caminos abruptos.

«‘Yotzin’ es un esqueleto robusto, con mucha masa ósea», dijo Talavera González al destacar la estatura de 1.75 metros, porque la media de los restos prehispánicos, por lo general, era de 1.60 a 1.65 metros.

Llama la atención que el maxilar y la mandíbula tienen desgaste severo, el cual casi llega hasta el cuello de la corona dental, pero sin caries: «‘Yotzin’ no consumía carbohidratos. Los dientes debieron ser usados como herramientas para trabajar pieles o fibras, porque el desgaste es marcado en los primeros molares, derechos e izquierdos, y en los laterales caninos superior e inferior.

»Si un individuo presenta este desgaste y sin caries es diagnóstico de un precerámico, porque puede ser indicador de que la dentadura le servía como herramienta de corte y triturado; es decir, para ablandar pieles y cortar fibras vegetales», indicó.

Otro dato obtenido en la primera fase del estudio es la presencia de patologías en el individuo: migraña, un proceso infeccioso en el oído medio y hueso frontal del cráneo, y periostitis (inflamación del tejido óseo).

El contexto

Según los estudios preliminares de paleoambiente y estratigrafía, es decir, de las capas del suelo donde se halló «Yotzin», el entierro podría ubicarse entre los registros de los primeros pobladores de la Cuenca de México.

Por su parte, el arqueólogo Rubén Manzanilla López indicó que el esqueleto fue encontrado sin artefactos asociados, ubicado a medio metro de restos de megafauna.

De acuerdo con estudios del biólogo Lauro González Quintero, la capa donde se halló a «Yotzin» correspondería a un periodo interglaciar, fechado en otro importante yacimiento de la Cuenca de México, nombrado Tlapacoya, entre 20,000 y 13,000 años antes del presente.

Cabe destacar que este jueves 20 de junio de 2024, a las 11:30 horas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia emitirá dentro de la serie «Somos nuestra memoria», un programa alusivo a este hallazgo, mismo que también podrá consultarse desde el canal en YouTube de Radio INAH. ♦

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