El regreso en réplica de Chicomecoatl, Señora del Maíz, a su antigua morada

• El regreso en 2010 de Chicomecóatl, aunque en réplica, a Tláhuac, fue reseñado por el entonces cronista de la demarcación José Eduardo López Bosch

Por José Eduardo López Bosch Trejo | Revista Nosotros, Núm. 137 | Noviembre de 2010

El tres de agosto de 1995, la noticia se dispersó por todo Tláhuac, el joven Jesús Galindo Ortega había encontrado, al estar trabajando su labor ejidal, una gran pieza arqueológica que al sacarla de la tierra, se descubrió un hermosísimo brasero de barro, lo que le hizo escarbar más y así fueron apareciendo cinco extraordinarios braseros precuauhtémicos, que representan a cinco señores y señoras del panteón cosmológico náhuatl, por lo que se le dio aviso a las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para que especialistas constataran el hallazgo, recogieran las piezas, procedieran a limpiarlas, analizarlas y restaurarlas, al tiempo que se firmó un convenio con los descubridores y pobladores de Tláhuac, en los que se les prometió devolverles su patrimonio, legado por los abuelos de nuestros abuelos.

Con ese motivo, la familia Galindo Ortega comenzó un proceso con las autoridades delegacionales, para que se dedicara un espacio cultural, como museo, en donde fueran exhibidas las extraordinarias piezas encontradas en territorio tlahuaquense, lo que arrancó la promesa de las autoridades de colaborar con el proyecto; sin embargo, el tiempo pasó y durante la gestión de la delegada Graciela Rojas, se remodeló una vieja instalación, en donde operaban la oficina del Auditor y el Registro Civil, para dedicarlo al Museo de Tláhuac, pero la promesa no fue cumplida, dando diferentes evasivas, lo que llevó a la familia del descubridor, campesino tlahuaca, a dar inicio con la remodelación de su propiedad, en donde dedicaron un amplio espacio de su casa, frente al temazcal, para convertirlo en el Museo Regional Comunitario Cuitláhuac.

Chicomecóatl

Sin embargo, las autoridades del INAH y la falta de presión del gobierno de Tláhuac, provocaban que no hubiera señales para devolver este patrimonio cultural que son las extraordinarias piezas arqueológicas, encontradas en nuestro territorio; hasta que por la permanente presión de las personas originarias de nuestra delegación y las asociaciones culturales, destacando la Alianza de los barrios Tizic, Tecpancalco, Atenchicalpan y Teopancalco, así como con el apoyo de la delegación, lograron que después de 15 años de lucha pacífica y la petición reiterada, lograran que las autoridades culturales, hicieran llegar a este pueblo la primera réplica exacta de la señora Chicomecoatl (7 serpiente), elaborada en los talleres del INAH, para ser exhibida en su tierra de origen, en el Museo Comunitario Cuitláhuac.

Así, a los 15 años y un mes del hallazgo, se llevó a cabo un festival oficial para enmarcar la ceremonia de entrega al pueblo de Tláhuac, que recuperó la primera de las cinco piezas encontradas en tierra de labor en nuestro territorio, réplica que representa a la señora siete serpiente, Chicomecoatl, señora del maíz maduro, a la que veneraban y rendían pleitesía los residentes de la isla de Cuitláhuac.

La ceremonia llevada dentro de la tradición mexica, dio inicio en medio de la población que recibía parte de su patrimonio cultural, representado en estos braseros, a los que acompañaban las autoridades y los invitados especiales, que en la explanada de Tláhuac presenciaban, sentados unos y parados otros, formando un gran círculo, que les permitía resguardar, observar y constatar todos los movimientos de los actores del evento.

Todo comenzó con el saludo del aroma de copal hacia los cuatro puntos cardinales que realizaron las integrantes femeninas del grupo de danzantes, ataviadas con ayacates, huipiles y chincuetes bordados con grecas precuauhtémicas, mientras lucían tocados con plumas de quetzal, acordes al universo cronológico nahoa, para continuar con música autóctona, realizada en instrumentos originarios como el caracol, la chirimía y el teponaztle, que interpretaron melodías de nuestros ancestros, que enmarcaban el ambiente y los bailes realizados por estos dos grupos de danzantes de Tláhuac.

Se continuó con una serie de las danzas tradicionales del grupo de 13 integrantes que rítmicamente bailaban en círculo y hacia sus laterales, siguiendo las percusiones de las baquetas o palillos que hacían repercutir los tambores y teponaztles, sonidos con la fuerza del pasado, para internarse en el espacio del entorno, lo que les provocaba alzar sincronizadamente sus pies, hacia un lado y otro, girándolos en el aire, mientras se sostenían en un pie y daban vueltas en torno a la escultura de Chicomecoatl, situada en el centro de la explanada frente al edificio de gobierno.

El joven Galindo Ortega y el representante del INAH, Benito Taibo, pasaron al centro a develar el brasero antes de los discursos que recordaron la historia del hallazgo, y «el reconocimiento de la riqueza histórica de Tizic Cuitláhuac, que hoy es motivo de orgullo y fuente de conocimiento para todos los que aquí habitamos y quienes nos visitan», y que «la semilla que está sembrada, nos une, preservando los recursos culturales y naturales que tenemos y nos dan cohesión». Después se dio un bello mensaje en nuestra lengua madre, el náhuatl, por el nahuatlato Baruc Martínez Kuautonal.

Posteriormente, se procedió a levantar el acta de entrega-recepción, firmándola, por parte del INAH, Benito Taibo; por el Consejo de los Barrios y Pueblos del DF, su presidenta Adriana Fabiola Poblano, y por la comunidad de Tláhuac, habitantes originarios y vecinos, Jesús Galindo Ortega, descubridor del hallazgo en su carácter de presidente de la Alianza de los Cuatro Barrios originarios.

Terminándose el festejo ceremonial, la Chicomecoatl fue conducida al recinto que la guardará y donde podrá ser admirada por habitantes, vecinos y visitantes de nuestra delegación precuauhtémica de Tláhuac, el Museo Comunitario. ♦

Portada 137 de la Revista Nosotros correspondiente al mes de noviembre de 2010

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