En Xico descubren 50 osamentas humanas del período 1100-1200 dC

• En donde fueron encontradas pinturas murales que datan de la fase Coyotlatelco (650-750 d.C.), especialistas del INAH perpetraron el nuevo hallazgo

Publicado en Revista Nosotros Núm. 84 | Septiembre de 2005

Cerca de 50 osamentas humanas en un área de enterramiento perteneciente a la fase Azteca I (1100-1200 d.C.) que especialistas del INAH llevan a cabo en San Martín Xico en el estado de México, fueron descubiertas en lo que representa uno de los sitios más importantes correspondientes a ese período y que han sido reportados en lo que es la Cuenca de México.

En la unidad habitacional excavada en el denominado Frente 4, fueron identificados dos momentos constructivos, los cuales se pueden diferenciar por los materiales arqueológicos. El primero de ellos corresponde a la fase Coyotlatelco (650-750 d.C.) y el segundo a la fase Azteca I, con cerca de cuatro siglos de diferencia entre uno y otro, de ahí que las modificaciones arquitectónicas puedan observarse de manera clara.

Uno de los entierros encontrados en Xico. Fotografía Héctor Montaño | Tomada de la publicación original

Localizado en las inmediaciones de Valle de Chalco y la delegación Tláhuac,, en ese mismo perímetro de exploración se reportó hace un mes el hallazgo de pinturas murales que datan de la fase Coyotlatelco, en lo que fuera un templo de uso doméstico. De esa manera, la superficie de depósito funerario, que comprende 20 metros de ancho por otros 20 metros de largo, se localizó frente a dicha estructura.

La arqueóloga Nadie Vélez Saldaña, coordinadora de los trabajos de excavación, precisó que el material dispuesto en torno a varias de las osamentas, ha contribuido a definir la cronología y la utilidad exclusiva del sitio para el rito mortuorio, debido a que los antiguos mexicas –como se observa en este caso– realizaban fosas por debajo de los pisos de sus viviendas para llevar a cabo las inhumaciones.

Por esa razón, dijo, las fosas poseen una forma circular que de acuerdo a la cosmovisión mexica, era un símbolo de retorno del ser humano al seno materno, por ello los cuerpos eran colocados en forma fetal.

El medio centenar de entierros abarcan tanto de tipo primario (donde el individuo se encuentra en posición anatómica, sin perturbar) como secundario (fosas reocupadas posteriormente ante la falta de espacio). Incluso, en algunos casos se realizaron de manera simultánea, es decir, cuando morían tres o cuatro individuos en un mismo lapso, sus cuerpos eran dispuestos uno sobre otro.

En su mayoría, las osamentas (gran parte del sexo femenino) corresponde a personas que alcanzaron la adultez, conforme el rango de edad en la época prehispánica, entre los 30 y 45 años. Entre los utensilios que acompañaron a algunas de éstas se encuentra vajilla cerámica: monocroma y negro sobre naranja; cajetes, malacates (utensilios para hilar), agujas y punzones.

«Probablemente algunas de ellas se dedicaban al oficio de hilar, pues los materiales arqueológicos, en correspondencia también con estudios etnográficos, señalan su uso para la elaboración de textiles en el telar de cintura, además de la realización de trabajos de cestería como son los petates y las canastas», comentó Vélez Saldaña.

Otro de los entierros localizado en San Martín Xico | Fotografía tomada de la publicación original

Entre los vestigios poco comunes encontrados en el área de enterramiento, se encuentra un cetro o sonaja cerámica en forma de planta de maíz o posiblemente de cacao, y que en su interior posee cuentas. Además de pedazos de alabatro que tal vez conformaron un vaso, cuentas verdes colocadas dentro de algunos cráneos, y pesas de red.

La especialista refirió que se tiene la presencia de deformación craneana: diversos tipos de tabular erecto, a partir de la colocación de una tabla en la parte posterior de la cabeza y el consecuente ensanchamiento de los lóbulos laterales, así como de mutilación dentaria, que consiste en limar los dientes frontales, el tipo más común es en forma de «T».

La fase de análisis del material cerámico, lítico y óseo, además de la elaboración de los respectivos informes arqueológicos, se extenderá hasta el mes de diciembre, y permitirá obtener información acerca de las condiciones de vida y salud de los antiguos mexicas, posibles actividades ocupacionales y relaciones de parentesco.

El área ubicada en la parte sur de los cerros de La Mesa y El Marqués resulta, debido a sus dimensiones, un lugar único para el estudio no sólo de la fase Coyotlatelco (de la cual se discute hoy en día), sino de la Azteca I e, incluso, del Formativo (600 a.C. a 100 d.C.).

Por lo que respecta a sitios correspondientes a la fase Azteca I, refirió, son pocos los reportados en la Cuenca de México, no obstante que se trata de un período significativo en tanto refiere a asentamientos mexicas de un momento anterior a la fundación de México-Tenochtitlan. «Son los primeros Chalcas, quienes más tarde se dispersarán a otros sitios».

Nadia Vélez concluyó que ya se ha elaborado un proyecto de restauración para la conservación de la pintura mural descubierta y, asimismo, se pretende que parte de los restos arqueológicos queden abiertos al público con la infraestructura necesaria para su preservación y aprecio, ya que es un sitio fundamental en cuanto a la cronología ocupacional del Valle de Xico y toda la Cuenca de México. ♦

Portada de la Revista Nosotros número 84, correspondiente al mes de 2005. Máscara de diablo, DF, elaborada por Saulo Moreno, técnica: papel

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