Zapotitlán, donde la noche es luz y alegría. La fiesta de luces y música de julio

• Su tradicional Fiesta de Luces y Música, magistral y esplendorosa expresión cultural que han conservado durante 589 años

Por Silvestre Leyte López | Revista Nosotros, Núm. 6 | Julio de 1997

Orgullosos de los herederos de la ceremonia del Fuego Nuevo, el ritual de mayor importancia del pueblo mexica, los habitantes de Santiago Zapotitlán, uno de los siete pueblos prehispánicos que conforman la delegación Tláhuac, se preparan para celebrar por segunda ocasión en el año, el 26 de julio, su tradicional Fiesta de Luces y Música, magistral y esplendorosa expresión cultural que han conservado durante 562 años (hasta 1997, fecha de la publicación del artículo).

Se trata de una mezcla de símbolos y conceptos religiosos paganos de la población, y que han sido transmitidos por generaciones. Sus valores permanecen vigentes en su vida cotidiana y se manifiestan con mayor fuerza durante su festejo que, como anotamos líneas arriba, se celebra dos veces al año, durante los meses de febrero y julio.

La organización de la fiesta de Luces y Música correa a cargo de los mayordomos de los barrios que conforman el pueblo de Zapotitlán, Santa Ana y Santiago, los cuales son nombrados por la población y coordinan los festejos religiosos, así como la ejecución de las danzas prehispánicas, la quema de castillos y todo lo relacionado con la actividad musical.

Lugar de zapotes

El pueblo fue fundado en 1435. Su nombre autóctono hace referencia a que en esa época, la zona donde actualmente se asienta era rica en árboles de zapote, por lo que se le conocía como Cuauhtzapotitlán, que significa «entre árboles de zapote». Con el tiempo el nombre fue acortado a Tzapotitlán, es decir, «lugar de zapotes».

De acuerdo con algunos códices prehispánicos, Zapotitlán fue fundado en el año Chicue I Acatl (8 Caña), que corresponde a 1435, durante la caída del imperio tecpaneca y el surgimiento del imperio tenochca, el cual conquistó esa región asentada entre la orilla del lago de Xochimilco y las laderas sur del Cerro Yehualicán.

Poco tiempo después de que Zapotitlán fue fundado, grupos de danzantes comenzaron a llegar al poblado con el fin de rendir tributo a sus antiguas deidades. Después de la conquista, rindieron  tributo a Santiago Apóstol y a Santa Ana, santos patronos de los dos barrios que forman el pueblo original.

Se trata de una fiesta única en el mundo y que, curiosamente, pocos de quienes viven en otras delegaciones políticas conocen de ella. En un ambiente que mezcla lo prehispánico con las manifestaciones religiosas de los conquistadores. Durante la celebración los entusiastas organizadores adornan la iglesia con miles de flores, mientras que en el atrio y en la plaza se ven grupos de danzantes que ataviados con indumentaria azteca representan a esa gran cultura.

Las torres instaladas en el centro de la gran explanada representan a cada barrio y comunidades que comparten la emoción de defender su cultura y darla a conocer a cuantos vienen aquí atraídos por la impresionante demostración que hacen gala los artesanos coheteros de Santa Ana y Santiago.

Fiesta y tradición que consolidan la identidad cultural

La noche del 26 de julio, día de Santa Ana, tiene lugar uno de los espectáculos de mayor esplendor en el México contemporáneo, se trata de la quema de los castillos, dos estructuras imponentes de madera y lámina con aproximadamente 30 metros de altura, los cuales estarán cubiertos de miles de cohetes con luces multicolores, que al encendido de una mecha dan vida a un  numeroso desfile de figuras creadas por hábiles artesanos, las cuales representan los significados simbólicos de lo que es Zapotitlán y sus tradiciones.

Se trata del orgullo de cada barrio y de sus respectivas comunidades, las que comparten esa singular emoción de defender y preservar su cultura, además de propagarla. Y en ese instante la actividad de la fiesta se detiene. No hay más espectáculo que el estruendo de los cohetes y el resquebrajamiento de la noche entre millones de destellos multicolores que rasgan su oscura vestimenta. Todo antes de que orquestas y comparsas, incluidos los ballet folclóricos, reanuden el tradicional baile. Después de la quema de «toritos», del espectáculo grandilocuente del fuego nuevo… Propios y extraños sienten vibrar en sus entrañas las fibras de su orgullosa mexicanidad.

La vida es una fiesta que da sentido a la tradición

Durante los días de fiesta, en la plaza y en cada una de las calles del pueblo, el ambiente es de auténtica alegría, porque para eso la delegación política brinda importante apoyo para el mejor desarrollo de la festividad. Dentro del programa cultural y deportivo se presentan artistas populares y se llevan a cabo diversas competencias. Pero sobre todo está la vendimia de antojitos mexicanos, sin faltar por supuesto, los juegos mecánicos. Mientras que en los domicilios particulares, anfitriones e invitados saborean deliciosos platillos tradicionales como los tamales de maíz y frijol, mole de guajolote, tlapiques, atoles de cocoa y pulque, además de otros exquisitos platillos de la gastronomía regional.

Es Zapotitlán, en Tláhuac, donde las tradiciones culturales siguen vivas entre lo autóctono del huéhuetl y el teponaztle, con los instrumentos de cuerda y viento modernos, y son reforzadas por la inquebrantable voluntad de sus habitantes.

Zapotitlán, lugar de historia y calor humano

Carlos Justo Sierra relata en su monografía de Tláhuac* que Santiago Zapotitlán es de las poblaciones de mayor sabor histórico y calor humano. Refiere en la página 164 que el nombre propio es Tzapotitlan, y está compuesto de zapotl, abreviación de Cuautzapotl, árbol de zapote, y de titlan, entre, es decir, «entre los árboles de zapote». En la actualidad la integran los barrios de Santiago Sur, Santiago Centro, Santiago Norte, Santa Ana Sur, Centro, Norte y Poniente. Colonias La Conchita «A» y «B». ♦

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* Justo Sierra, Carlos. Tláhuac. Departamento del Distrito Federal. Delegación Tláhuac. México, 1986. 222 pp.

Portada de la Revista Nosotros número 6 correspondiente al mes de julio de 1997

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