Baco representaba la fertilidad, la vendimia y la expansión, no las orgías

• De las «bacanales» nacieron la música, la danza y el baile místico, antecedentes del teatro griego, por lo que el hombre debe entender que el sueño de la humanidad se da en los mitos, los grandes pensadores y la realidad

Al reivindicar el nombre del dios Baco, a quien por ignorancia se le califica como un «borrachín», José Luis González Chagoyán, uno de los fundadores del psicoanálisis de grupo en México, señaló que Baco para los romanos o Dionisos para los griegos, contrariamente a lo que se piensa, era el dios de la fertilidad, la vendimia, la expansión y la grandiosidad.

«Es un dios contradictorio, puede ser tierno o una fiera que despedaza y mata por venganza; es un dios que representa al hombre, así somos todos los seres humanos; de eso se trata el mito y lo místico; ese tipo de dios creado por los griegos, es cada uno de nosotros», comentó.

Baco o Dionisos es el último dios que llegó al Olimpo. Zeus, su padre, fue el «jefe» de todos los dioses y su mamá, Semele, una simple mortal.

«Cuando fue adulto, inventó el arte de obtener vino de los racimos de uva; recorrió el mundo enseñando su arte, la importancia de la agricultura, pero sobre todo el gran amor que tenía a la vida», refirió.

«Sin embargo, la historia ha desprestigiado a Baco, pues a pesar de que el vino representa su sangre, existió gente que se oponía a su filosofía», puntualizó González Chagoyán.

«La imaginación los llevó a pensar que las multitudes seguían a ese dios porque sus fiestas acababan en grandes bacanales u orgías eróticas, cuando en realidad la celebración era la enseñanza.

»El culto a Dionisos se implantó en todos los lugares del mundo que  recorrió; pero dicen que a las fiestas y celebraciones populares se añadieron ritos orgiásticos, en los cuales los participantes perdían el control de sí mismos, sumidos en la embriaguez total y en el éxtasis, incluso se le ofrecían sacrificios humanos.

»Pero en realidad, de esas ‘bacanales’ nacieron la música, la danza y el baile místico, antecedentes del teatro griego. De esa fiesta continuaron las ménades, el carnaval y la cuaresma.

»Esa celebración es en realidad el hilo rector del remoto pasado en Grecia que ha ido circulando hasta llegar a la actual fiesta de la disipación, a la que el clero considera ‘crimen y castigo».

A decir del psicoanalista, «Baco embriagaba a sus huestes y por lo tanto había disipaciones de todo tipo, especialmente sexuales, pero en realidad había menos sexo de lo que se piensa, aunque uno de los adornos que caracterizan a Baco y las bacantes es llevar falos, los que realmente representaban la vida y no la sexualidad».

En esa época las enseñanzas eran mistéricas y místicas; las personas que se reunían con los dioses de la antigua mitología griega eran sus adoradores, pero con el tiempo esa «fantasía » fue rechazada y solamente quedó el mito, apuntó José Luis González.

Por ello, agregó, el hombre está «patas pa’rriba», porque «investiga  su destino y nunca lo va a encontrar; sólo encontrará la destrucción de la especie humana por la especie misma».

Para el especialista, el hombre debe entender que el  sueño de la humanidad se da en los mitos, los grandes pensadores y la realidad que, por más que sea triste o dolorosa, es mejor que la mentira. «La verdad, por más dolorosa que sea,  es una vitamina de la mente», concluyó.

El psicoanalista desarrolló el tema «La fiesta: Baco y las bacantes», dentro del ciclo El Hombre y lo Sagrado, grandes fiestas de las religiones, organizado por el INAH en agosto de 2006. ♦

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