Famoso retrato de Zapata no es del fotógrafo alemán Hugo Brehme

• El análisis minucioso de un negativo permitió a la especialista determinar que la imagen icónica de la Revolución Mexicana no es de la autoría del fotógrafo alemán

Tras el análisis minucioso de un negativo, se descartó que el fotógrafo alemán Hugo Brehme (1882-1954) haya sido el autor de una imagen icónica de la Revolución Mexicana: el retrato de Emiliano Zapata en el que aparece de cuerpo entero, con el fusil en la mano derecha, el brazo izquierdo apoyado en el sable y una banda cubriéndole el pecho bajo las cananas.

A decir de Mayra Mendoza Avilés, especialista en la obra de Brehme, en la mencionada reprografía o negativo de impresión –bajo custodia de la Fototeca Nacional, de la que fue subdirectora en 2009– «es posible advertir, bajo la punta del sable del personaje, que la impresión estuvo firmada en inglés con caligrafía manuscrita: Zapata, Photo and Copyright by F.M.»

«El conocido retrato fue atribuido a Hugo Brehme a partir de 1995 sin ninguna referencia histórica o documental, y con motivo de la exposición México: una nación persistente. Ningún testimonio fidedigno indicaba que así fuera; sin embargo, comenzó un mito sin sustento que ha llegado hasta nuestros días».

En realidad, la famosa foto de Zapata, que como la del Ché, de Korda, se ha reproducido en innumerables libros, revistas, afiches y camisetas, podría ser obra de algún fotógrafo estadounidense poco conocido, llamado F. Moray o F. McKay.

Quizá el equívoco se debió, dijo la especialista, a que entre otros aspectos, Brehme estuvo en el cuartel del Caudillo del Sur y captó varias fotografías célebres, como la de los hermanos Emiliano y Eufemio Zapata, con sus respectivas mujeres.

La célebre fotografía

Algunos enigmas sobre la fotografía en cuestión han sido esclarecidos con el paso del tiempo; por ejemplo, el lugar y año de la toma: el Hotel Moctezuma de Cuernavaca, Morelos, en 1911; así como su primera aparición en medios impresos: El Imparcial del 16 de abril de 1913.

Para Mayra Mendoza existen cuatro elementos que imposibilitan su atribución a Hugo Brehme: el primero es el uso de una caligrafía distinta a la del fotógrafo alemán y a la de sus colaboradores que titulaban las placas. La firma F.M., no guarda relación con el estudio de Brehme.

Segundo, que «Hugo Brehme no acostumbró hacer anotaciones con letra manuscrita dentro de las imágenes, y todas las leyendas en los bordes las asentó en letra mayúscula de molde».

Tercero, «no se tienen indicios de que el autor germano practicara el idioma inglés; en sus impresiones siempre privilegió el español, y cuando empleó otra lengua fue la alemana».

El cuarto argumento es que «en ninguna de las colecciones de Brehme en el exterior es posible localizar el retrato de Zapata, mucho menos firmado y sellado por él, como sucede invariablemente con otras de sus piezas».

«Todo lo anterior nos lleva a cuestionar su autoría y atribuir la potestad de la obra a F. Moray o McKay. De ninguno de ellos tenemos noticias, aunque es posible que se trate de fotógrafos estadounidenses poco difundidos, como tantos que cruzaron la frontera mexicana durante el periodo revolucionario», refirió.

No obstante, los enigmas en torno al retrato de Emiliano Zapata no terminan ahí. Mendoza Avilés refiere que «es posible que existan dos versiones de la misma imagen, tomadas por dos diferentes autores, ésta (la de F.M., a la que alude la indagación) que no captó la mirada del caudillo; y otra, tomada por un fotógrafo a quien el líder revolucionario dirigía la mirada».

«De cualquier forma, ninguna de ellas salió de la lente de Hugo Brehme quien, para 1911, era un fotógrafo establecido, que además del retrato de estudio efectuaba trabajos por encargo y difícilmente se le puede ubicar como colaborador directo de la Agencia Casasola, como se ha comentado en diversas ocasiones.

»Las imágenes que de él se hallan en el Fondo Casasola, de la Fototeca Nacional, no son impresiones vintages o negativos originales, sino reprografías (negativos de impresiones) a partir de sus fotografías.

»La famosa fotografía ha sido reproducida en innumerables ocasiones, a partir de alguno de los negativos copia de los años 20, pertenecientes a la Fototeca Nacional. Destacan las apariciones en el Álbum Histórico Gráfico y las diversas ediciones de la Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, hasta un sinfín de publicaciones», apuntó.

En su vocación de historiar la fotografía, Mayra Mendoza dio a conocer los pormenores de su investigación en el número 36 de la revista Alquimia, órgano de difusión del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo). ♦

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