¡Feliz Navidad! Pero por favor, olvidémonos del musgo en los nacimientos
Por Manuel Garcés Jiménez
Nuestro país tiene una diversidad de manifestaciones culturales decembrinas que se remontan a tiempos ancestrales, tal es el caso de la cuetlaxochitl (flor de nochebuena) testigo fiel ante el advenimiento de Huitzilopochtli (deidad de la guerra).
Durante el mestizaje surgen otras celebraciones que vienen a enriquecer las fiestas de fin de año, tal es el caso: «…Santiago Tuxtla Veracruz, a partir de los primeros días de diciembre, hasta el 23 se pasea una rama para pedir aguinaldo y quizá rememorar el embarazo de la Virgen María. Desde 1980, aproximadamente, el 23 de diciembre se realiza el concurrido concurso municipal de Ramas, donde participan los barrios y colonias de la cabecera. El 24 y el 31 de diciembre están dedicados al niño Jesús y del 25 de diciembre al 2 de febrero se realiza la mayordomía del Paseo de la Rama y su fandango, también quizá para rememorar la cuarentena de la Virgen María. En el capítulo dedicado a ‘Los motivos’, las razones de pasear a La Rama en diferentes fechas, se abordan con más detalle»[1].

Con la llegada de las órdenes de frailes se enriquece nuestra historia con la religión que nos traslada a la celebración del nacimiento del Niño Jesús con la colocación del nacimiento o pesebre, cuyo inicio fue en la población del Rieti, en Italia, durante el siglo XIII por San Francisco de Asís, donde aún se tiene… «el más antiguo pesebre que se conserva, aunque sea sólo en parte se encuentra en la basílica romana de Santa María la Mayor, obra de Arnulfo de Cambio»[2].
La conquista espiritual se introdujo la costumbre en estas tierras en elaborar los nacimientos durante el siglo XVI. Los primeros se instalaron en el interior del templo de San Agustín Acolman, estado de México, de ese sitio se fueron instalando en todo el territorio de la Nueva España, a la actualidad seguimos con esta simbólica e interesante tradición.
Los nacimientos o pesebres en la Nueva España, fueron totalmente diferentes al resto del mundo religioso, dado que los frailes los adoptaron a la vida cotidiana de los indígenas de aquellos años cuando en su mayoría se dedicaban a las actividades agrícolas del campo y al cuidado de animales de corral: gallinas, conejos, patos, guajolotes, borregos, cabras y animales de carga, actividad cotidiana que fue representada en la instalación de nacimientos, sobresaliendo los animales de barro, acompañados con nopales, magueyes, paja, heno y musgo.
Esta novedad y ancestral tradición en adornos están fuera de los pasajes bíblicos, no existen indicios de que el nacimiento del Niño Dios hubieran los elementos campiranos y del bosque[3]. Los frailes nos acostumbraron con estos adornos, «ahora ya muy mexicanos».

Dentro de estos adornos se encuentra el heno y el musgo, que han sido la preocupación de los ambientalistas y biólogos, debido a la extracción irracional de cientos de toneladas de musgo, lo que contribuye a erosionar el bosque.
Al respecto, el investigador del Instituto de Biología de la UNAM, Claudio Delgadillo Moya, recientemente aclaró, que «el uso del musgo que tradicionalmente las familias compran para montar nacimientos en Navidad representa un daño espantoso al medio ambiente», porque se colocan en los nacimientos varios kilogramos de estas plantas que ya no se pueden reimplantar y generalmente terminan en la basura.

Bien sabemos que esta capa vegetal es recogida en el interior de los bosques, dejando al descubierto el suelo, el cual se erosiona con el viento, la lluvia y demás agentes naturales, lo que a su vez frena la infiltración de agua de lluvia, de modo que arrastra materiales indeseables.
El investigador especializado en sistemática, ecología y fitogeografía de musgos mexicanos, indica que el daño es múltiple, que deberíamos comprender que tardan años en regenerarse, donde apenas es uno a dos centímetros por año; sin embargo, si el ambiente estuvo seco, es mucho más lento y si al suelo le faltan ciertos minerales todavía es más difícil que se regenere.

Estamos de acuerdo que debemos continuar con la tradición navideña que es parte de nuestra identidad con el adornado de flores de nochebuena, los diminutos animales de barro de los artesanos, pero debemos ya sustituir el musgo por paja o arena, de tal manera que se acerque a los pasajes bíblicos, al lugar donde nació el Niño Dios.
Colofón: En esta temporada de celebración y reflexión, deseo expresarles a los lectores mi más sincero agradecimiento por enriquecerse a través de la lectura de nuestro Patrimonio Cultural tangible e intangible con crónicas, comentarios y análisis de la Revista Nosotros. Que es la revista de todos nosotros.

La Navidad simboliza unión, esperanza y nuevos comienzos, valores que son esenciales en nuestra labor diaria.
Deseo que esta festividad esté llena de salud, amor, paz y alegría, y que el próximo año traiga para todos y seres queridos, nuevas oportunidades para seguir avanzando, enriqueciéndose con el tesoro histórico-cultural de todos.
Felices fiestas y un próspero Año Nuevo, 2025. ♦

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* Presidente del Consejo de la Crónica de Milpa Alta.
Bibliografía:
El Sentido de la Navidad. Alvarado de Arcos, Ma. Eugenia. Editorial Arcos, S.C. México, 1994.
El Paseo de la Rama. Campos Ortiz, Héctor Luis. Conaculta, (Veracruz), México, 2024.
La Cultura Popular en las tradicionales fiestas decembrinas. Henao Giraldo, Fernando, y Gordillo E., Everardo. Periódico La Jornada, 16 de diciembre de 2024.
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Mensaje de fin de año
En esta temporada de celebración y reflexión, deseo expresarles mi más sincero agradecimiento por su dedicación y esfuerzo en la construcción de un mejor país.
La Navidad simboliza unión, esperanza y nuevos comienzos, valores que son esenciales en nuestra labor cotidiana.
Deseo que esta festividad esté llena de salud, amor, paz y alegría, y que el próximo año traiga para ustedes y sus seres queridos, nuevas oportunidades para seguir avanzando en el segundo nivel de la Cuarta Transformación.
Felices fiestas y un próspero Año Nuevo.
[1] «El paseo de la rama», Héctor Luis Campos Ortiz, pág. 13.
[2] «La cultura popular en las tradicionales fiestas decembrinas», antropólogos Fernando Henao G. y Everardo Gordillo E., pág. 6.
[3] Se sugiere leer la Biblia en apóstol Lucas: capítulo 6, versículos 6 y 7.

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