Etnias de Sonora son las únicas que celebran toda la Cuaresma
Entre todos los grupos indígenas de México, que son alrededor de 60, los yaquis y los mayos del centro y sur del estado de Sonora son los únicos que celebran toda la Cuaresma, comenzando así sus rituales desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua de Resurrección, lo cual le convierte en una de las celebraciones más vigentes entre las etnias del país.
Tan sólo en la comunidad de El Júpare, en Huatabampo –con dos mil habitantes–, cerca de 500 hombres que representan a fariseos o enemigos de Cristo, participan en estos ritos católicos.

La conmemoración poco ha variado desde sus inicios en el siglo XVII, y en ella se tienen elementos de la cosmovisión prehispánica que subyacen en la festividad cristiana inculcada por los misioneros jesuitas.

A decir del antropólogo José Luis Moctezuma Zamarrón, en El Júpare, particularmente, participa una gran cantidad de personas, donde además de encarnar a los fariseos, hay otros personajes como las verónicas, magdalenas, tres josés, tres marías, los miembros de la iglesia y los padrinos de los promeseros (aquellos que realizaron alguna promesa).

«Hablamos de una celebración que goza de muy buena convocatoria y que inclusive puede incorporar a los mestizos que, a solicitud de los mayos en este caso, pueden fungir como padrinos. De ahí que estas redes sociales enormes permiten dar continuidad a una celebración que data de la Colonia y que ha conservado varios de sus elementos», expresó el también lingüista.
«No obstante los cambios en estos ritos, la matriz de los mismos es semejante a la que tuvieron en la época virreinal y se ha reproducido al paso del tiempo, pese a las presiones por parte de los grupos mestizos y de que la Iglesia católica ya no considera tales prácticas como correctas, aun cuando en su momento las consideraron así», explicó.
Moctezuma Zamarrón precisó que para yaquis y mayos, la Muerte y Resurrección de Cristo se han incorporado a su visión del mundo prehispánico. La celebración de la Cuaresma expresa sus concepciones sobre la fertilidad, la vida y la muerte, el bien y el mal, en una fiesta teatral comunitaria.

Durante varios días, hacen una singular representación de los sucesos de la Pasión de Jesús, desde su búsqueda y su captura hasta su entrada en la gloria. Hombres y mujeres, cumpliendo una manda, encarnan y multiplican los papeles convencionales (fariseos, pilatos, verónicas), junto con otros de su propia tradición como las danzas de pascolas y venados.
Danzas, música, drama y ritualidad, forman parte de una profunda alegoría de la renovación y la bienaventuranza de la comunidad, para la que el huya ania, «el mundo del monte», es el paraíso que espera a cada indio mayo después de la muerte.

Entre los elementos que ejemplifican este sincretismo –abundó–, está la sewa o «la flor» que simboliza el mundo del monte y su carácter florido, sobre todo cuando representa la gloria del nativismo católico mayo, parecido al cielo católico; espacio sagrado por excelencia. A su vez, la cruz se refuncionalizó al entrar dentro de la lógica de estas etnias.
«A partir de los símbolos de la cruz y la flor, los distintos grupos ceremoniales y las dimensiones nativas, relacionan el sacrificio de Cristo y su resurrección con el ciclo de la vida y la muerte, es decir, la temporada de secas y lluvias que delimita la Cuaresma, a través de una práctica apegada a la liturgia católica.
»Dentro de las culturas mayo y yaqui, Cristo, representado por ‘El Viejito’, fue un curandero que vivió en la región e hizo el bien entre la población. Por lo tanto es un personaje propio, muy alejado de lo señalado por los cánones del catolicismo», puntualizó.

En opinión de Moctezuma Zamarrón, es importante valorar estas expresiones considerando que estos grupos, los mayos en particular, están en procesos muy acelerados de cambios culturales, entre ellos la pérdida de su lengua.

«Reconocer estas tradiciones a nivel nacional, incluso en el extranjero, ayudaría a que la sociedad en general visualice estas tradiciones como un patrimonio de la humanidad, siendo uno de los aspectos más relevantes para los grupos indígenas del norte de México», concluyó. ♦

Deja un comentario