La riqueza arqueológica del occidente de la Cuenca de México

• Entre estos sitios se hallan el Cerro del Judío o Mazatépetl, en el pueblo de San Bernabé, en la hoy alcaldía Magdalena Contreras; el Cerro Zacatépetl, en la Colonia Jardines del Pedregal, alcaldía Coyoacán; el Cerro Moctezuma, en el municipio de Naucalpan de Juárez, así como el Cerro Tres Cabezas y la Cueva de la Leona, en Tepotzotlán, estado de México

A pesar de su importancia arqueológica, el occidente de la Cuenca de México es el área menos conocida en materia de investigación, dentro de esa región; razón por la que el doctor Francisco Rivas Castro realizó un estudio en 2007 que no sólo develaba la riqueza de algunos sitios ya conocidos de esa zona, sino que indicaba sobre otros susceptibles de ser explorados.

En su tesis titulada El paisaje ritual del occidente de la Cuenca de México, siglos VII-XVI. Un análisis interdisciplinario, el especialista aborda espacios rituales que representan en sí mismos una oportunidad para comprender de manera integral el desarrollo cultural de esa zona, y que se encuentran distribuidos a partir de la Sierra del Ajusco en el entonces Distrito Federal, hasta Tepotzotlán, en el estado de México.

Pirámide del Cerro del Judío. Fotografía: Carlos Lázaro

Entre estos sitios se hallan el Cerro del Judío o Mazatépetl, en el pueblo de San Bernabé, delegación Magdalena Contreras; el Cerro Zacatépetl, en la Colonia Jardines del Pedregal, delegación Coyoacán; el Cerro Moctezuma, en el municipio de Naucalpan de Juárez, así como el Cerro Tres Cabezas y la Cueva de la Leona, en Tepotzotlán, ambos en el estado de México.

El altiplano donde se localiza la Cuenca de México está escudado por cadenas montañosas: la Sierra Nevada que se ubica al este, la Sierra de las Cruces en el oeste y la Sierra del Chichinautzin en el sur. Recreación: Fundación UNAM

«Me atrevería a decir que el Cerro del Judío, es uno de los pocos sitios excavados y trabajados de manera sistemática en el occidente de la Cuenca de México. Se localiza en la parte media de la región montañosa, a dos mil 750 metros sobre el nivel del mar», indicó.

A decir de Rivas Castro, no obstante la exploración sistemática que, en la década de los 70 del siglo XX, llevaron a cabo en la Cuenca de México expertos como Sanders, Jeffrey Parsons y Robert Santley, tuvo como equívoco el trasplante de datos arqueológicos obtenidos en la zona de Texcoco, para brindar interpretaciones generales.

Como parte de su tesis de doctorado, con la que obtuvo una mención honorífica, el arqueólogo enfatizó que además de vestigios arqueológicos en el occidente de la Cuenca de México, también se dan hallazgos de restos de megafauna –inclusive con una datación de 20 mil años a.C.– y de utensilios de grupos cazadores-recolectores.

Fundación UNAM

Para el periodo Preclásico o Formativo, hacia el 1,800 a.C., están documentados algunos sitios, tal es el caso de la zona arqueológica de Van Beuren, en el pueblo de San Miguel Amantla, delegación Azcapotzalco; o Tlatilco, estado de México, enclavado en la orilla oeste del Lago de Texcoco.

A las ocupaciones de tepanecas, teotihuacanos y mexicas, en esta región que sirvió como un paso geográfico pueden ubicarse asimismo evidencias de la influencia de grupos mazahuas y otomíes venidos del Valle de Toluca.

La intención de su tesis, explicó Rivas Castro, «es aportar datos para que se tome conciencia de los pocos sitios que nos quedan susceptibles de ser investigados en esta parte de la Cuenca de México, y de que se conserven a través de proyectos interdisciplinarios que incluyan estudios de biología, antropología social y arqueología».

Entre los sitios que, pese al saqueo, pueden brindar información mediante una exploración sistemática, se encuentran aquellos que aún conservan una importancia ceremonial, pues encima de ellos se construyeron santuarios.

«Se tiene, por ejemplo, el Santuario de la Virgen de los Remedios en Naucalpan de Juárez, seguramente el sitio ceremonial prehispánico se halla debajo del templo. A 500 metros de distancia de éste, en línea recta hacia el oriente, está el sitio de Cerro Moctezuma, el cual no ha sido explorado y tiene estructuras y petrograbados muy importantes», explicó.

«Huixquilucan es otra zona de interés. Uno más es el sitio ceremonial de La Coconetla, a 3 mil 338 metros sobre el nivel del mar, en la delegación Magdalena Contreras, y que posee una plataforma prehispánica y una densidad de materiales arqueológico considerable», precisó.

Francisco Rivas destacó la necesidad de ocuparse de los sitios periféricos, más allá de los grandes centros ceremoniales como el Templo Mayor. «Realmente hay sitios alternativos que tienen un gran valor, que poseen elementos que nos ayudan a complementar la historia amplia de lo que es el desarrollo cultural de la Cuenca de México.

»A su vez, es darle la oportunidad a los pueblos originarios, es decir, de raigambre indígena, de consolidar más su historia. Me parece muy importante el trabajo que se tiene que hacer en los sitios que nos quedan, no obstante el crecimiento de la mancha urbana, y que han sobrevivido gracias a la protección del INAH y de las comunidades». ♦

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