Para lenguas indígenas no hay gramáticas aún

Mayo 29, 2020.- Las variantes dialectales siguen siendo un obstáculo en el propósito, dijeron dos escritores zapotecos

La literatura indígena es una realidad, pero florecerá cuando en México se alfabetice y eduque a los niños y jóvenes en sus distintas lenguas maternas y no sólo en español. Para esto deben generarse gramáticas para las diversas lenguas indígenas, sin que las variantes dialectales sean un obstáculo en el propósito.

En lo anterior coincidieron los escritores zapotecos Javier Castellanos y Esteban Ríos, durante un conversatorio dedicado a Oaxaca celebrado en la pasada Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia.

Aunque se haya reconocido la existencia de 69 lenguas nacionales en nuestro territorio, prácticamente todas indígenas, salvo el español, en la práctica, el proceso de desplazamiento lingüístico por esta última ha sido imparable, pues se carece de programas que incentiven que los niños y jóvenes indígenas no solo compartan su idioma en casa, sino también fuera, sin que esto implique marginación y discriminación.

Aunque se haya reconocido la existencia de 69 lenguas nacionales en nuestro territorio, prácticamente todas indígenas, salvo el español, en la práctica el proceso de desplazamiento lingüístico por esta última ha sido imparable, debido a que se carece de programas que incentiven que los niños y jóvenes indígenas no sólo compartan su idioma en casa, sino también fuera, sin que esto implique marginación y discriminación.

Ambos poetas, galardonados con el Premio Nacional de Literatura en Lenguas Indígenas Nezahualcóyotl, abordaron las vicisitudes para —tras de años de haber sido educados bajo las reglas del español— reencontrarse con la sonoridad de su idioma de origen, trascenderlo y trascenderse a sí mismos, por medio de la escritura.

Sobre la necesidad de crear una gramática para las diferentes lenguas indígenas, Ríos explicó que es difícil llegar a acuerdos, ya que cada comunidad considera que su variante lingüística es mejor; sin embargo, «habría que reflexionar y ser conscientes de que eso no lleva a ninguna parte, hay que unificarnos, somos hermanos y las variantes lingüísticas son en parte resultado de cinco siglos de segregación».

«Más allá del Estado –dijo Esteban Ríos–, nosotros mismos nos hemos dado la espalda y no comprendemos que si no hacemos nada por recuperar nuestras lenguas, se van a perder. Si no hay vestigios, si no hay escritura se pierde una memoria colectiva. Yo escribo en zapoteco del Istmo, pero quien me lee —si es el caso— lo hace en español, y lo mismo pasa con los demás colegas. Urge alfabetizar en la lengua originaria, y no con la mira puesta en la creación literaria, sino en el desarrollo de la vida escolar, adquiriendo los diversos saberes».

En tanto que el escritor Javier Castellanos, zapoteco de la zona serrana, y quien hizo un esfuerzo por crear una gramática común de su lengua, algo que aún no se ha podido lograr, se refirió a la necesidad de considerar que los idiomas son algo reglamentario. «Es el ser humano el que fija las reglas, y para generar una gramática del zapoteco, debemos anteponer a todo el pueblo zapoteco, sobre las diferencias léxicas que pueda aducir cada población. No se trata de unificar el zapoteco, sino de regularizarlo», puntualizó.

«Se diga lo que se diga, independientemente de los gobiernos, un niño indígena mexicano sigue enfrentándose al obstáculo de que al iniciar la vida escolar, los programas educativos no están pensados para que aprenda en su lengua, la que escucha y con la que se comunica con sus padres, sus hermanos, sus amigos. Y aunque existen esfuerzos para que esto cambie, no dejan de ser una labor de hormiga, gestos heroicos. En el fondo esto es discriminación, porque se privilegia a un sector de la población», indicó.

Castellanos, quien en 2013 recibió el Premio de Literaturas Indígenas de América, dijo estar consciente de que casi no es leído en su lengua y de que «nuestros libros (los de los escritores indígenas) son adquiridos casi, casi, como souvenirs, como recuerdos, para que se diga que se está haciendo algo. La importancia de la literatura indígena radica en que quede como un testimonio, y si alguna vez las cosas cambian, sirva como referencia para hacer libros de texto, crear un método de enseñanza».

Por su parte, Esteban Ríos sostuvo que en la actualidad es posible hablar de una literatura indígena. «Hay muchos escritores que están produciendo textos a partir de sus lenguas maternas, pero escribir un libro, o dos, tres, no descarta la desaparición de las lenguas».

Pidió que no se confunda la literatura en lenguas indígenas con la literatura indigenista, desde la cual escritores no indígenas abordaban la problemática social de estos pueblos y sus actores, ejemplo de ello son títulos como El resplandor, de Mauricio Magdaleno, o Juan Pérez Jolote, de Ricardo Pozas.

Con respecto al panorama de la literatura en lenguas indígenas, Javier Castellanos opinó que los pueblos indígenas no deben engañarse o consolarse a sí mismos, sólo porque algunos de sus miembros reciben algún premio o surgen grupos musicales que interpretan en su propio idioma, «cuando por debajo están desapareciendo nuestras lenguas». A decir de Castellanos, detrás de la literatura indígena, como en cualquier otra, está la necesidad del ser humano de ahuyentar la muerte. «Escribir es un acto trascendental, más que comer o sembrar más maíz. En todo caso, se puede comparar con la necesidad de nuestros ancestros de construir grandes ciudades como Monte Albán, que al paso de los siglos se mantienen en pie», finalizó. ♦

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