Recuperación de la identidad perdida: Xico, lugar en el ombligo
Hernán Cortés se quedó pasmado cuando pasó por Xico en 1520, describiéndola como la ciudad más hermosa, aunque pequeña, de las que hasta ese momento había visto, con sus casas y torres bien labradas y «toda armada sobre el agua», escribe el arqueólogo Jaime Noyola Rocha en su libro Crónicas de un lago y una ciudad.
Cortés describió huertas labradas con cañas, detrás de las cuales había arboledas y hierbas olorosas, y «dentro del agua mucho pescado y muchas aves, así como lavancos y zarzetas y otros géneros de aves de agua, tantas que muchas veces casi cubren el agua», apunta el escritor en su libro, el cual fue presentado en diciembre de 2012.
En su obra, Noyola Rocha refiere que Cortés construyó en Xico una casa de campo y una capilla dedicada a su hijo Martín, y como el rey Carlos V le había conferido en julio de 1529 el título de Marqués del Valle de Oaxaca, hoy en día se conoce al Cerro de Xico como Cerro del Marqués.
Fue así como alrededor de la casa de campo de Cortés se formó un pequeño pueblo denominado San Martín Xico, señala en su texto, en el que retrata que en 1980 el empresario Íñigo Noriega compró el Rancho de Xico, y para octubre de 1985 ya lo había desecado con la anuencia de Porfirio Díaz. ♦
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Fuente: «Crónicas de un lago y una ciudad» en la revista Nosotros

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