La Feria de Tláhuac. Vivirla desde la infancia con las historias de los abuelos
Por María Fernanda Gaspar Jurado*
Repican las campanas, se oye el estruendo de los cuetes señalando el inicio de las festividades de nuestro santo patrón San Pedro, la iglesia se engalana de vistoso papel picado que baila al son del viento. Esta festividad se celebra desde el 12 de octubre de 1956 y fue iniciada por el doctor Juan Palomo Martínez y el profesor Juan Ruiz. Inicialmente fue una feria comercial, ganadera, escolar, pero al siguiente año se realizó en el mes de junio para celebrar a nuestro Santo Patrón.
Por más de 40 años la feria se organizó a través de un patronato y fue hasta 1994 que pobladores nativos de Tláhuac decidieron reorganizarla para que los vecinos de la demarcación se hicieran cargo; sin embargo, hubo diferencias y en 1996 se sometió a un concurso que convocó la delegación y se decidió que fueran los comisionados de barrio los encargados de la organización de la feria en honor a San Pedro Tláhuac.
Pero bien, si algo he aprendido en la escuela es el aprendizaje significativo, así que esta noche más allá de darles datos y fechas, permítanme compartirles lo que me platicaron mis bisabuelos y mis abuelos, pues no sólo es conocer de historia sino vivir la historia.
Aún hay personas que se resisten a dejar atrás sus orígenes y recuerdan con anhelo aquellas ferias de su infancia, donde las «tías» meses antes se dedicaban a criar gallinas y se apuraban para preparar el mole para San Pedrito y recibir las visitas de sus familiares.
La Primaria Gregorio Torres Quintero abría sus puertas para presentar los trabajos que se esmeraban por realizar los niños y niñas que asistían a clases. Los mejores bordados, deshilados y manualidades. Las reinas eran elegidas por medio de venta de boletos. Dice mi bisabuela que aún recuerda a la primera reina, Yolanda Rojas Galicia, engalanada con un vestido muy elegante.
Al ser una feria ganadera y agrícola, los campesinos escogían lo mejor de su cosecha para concursar y poder ganar alguna herramienta para su trabajo, una pala, un azadón o un arado.
La Avenida San Rafael Atlixco se llenaba de juegos mecánicos y del olor de pan recién horneado, puestos de elotes, esquites, buñuelos, algodón de azúcar, manzanas caramelizadas y de cacahuates garapiñados principalmente, que deleitaban a chicos y grandes.
Años más tarde, como parte de las festividades de la feria se realizaban carreras de canoa en el Lago de los Reyes, en la que participaba mi abuelo.
Era habitual observar al alfarero creando arte en su horno poniendo en cada pieza su creatividad, pobladores exponiendo lo mejor de su ganado y su cosecha.
La feria se empalmaba con el fin del ciclo escolar y era común ver niños con sus trajes y a las niñas con sus vestidos celebrando su graduación.
Al transcurrir el tiempo, nuestra feria ha tenido varios cambios, pero el principal sigue intacto, el cual es la veneración a San Pedro.
Es la única feria patronal con eventos de oratoria, deportivos, religiosos y culturales, dirigidos a diferentes gustos de los tlahuaquenses.
Como dije, en un principio los libros nos dan datos, pero nuestra gente, familia y abuelos, nos dan vivencias del Tláhuac que fue y que ahora guardan en su corazón. ♦
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* Princesa primera de la Feria de Tláhuac 2023. Originaria del Barrio de la Asunción. Certamen de la Reina de la Feria celebrada la noche del 17 de junio de 2023

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