La unión de Xochimilco y Milpa Alta
Por Raymundo Flores Melo | Revista Nosotros, Núm. 106 | Septiembre de 2007
Para los habitantes de Milpa Alta mencionar el tema de Xochimilco es hablar de una parte de su historia, es buscar lazos de unión que se diluyeron en el tiempo y que muy difícilmente podremos conocer a cabalidad. El cómo Milpa Alta conformar parte de lo que fue el señorío xochimilca no la sabemos. Solo conocemos fragmentos de esa historia gracias a las crónicas religiosas y a los varios documentos, que los pueblos mandaron realizar para defender su propiedad, como son los títulos primordiales y aquellos escritos que forman parte de los litigios por la posesión de la tierra. Esa tierra por la que sienten tanto apego los pueblos originarios. Esa tierra que a lo largo de su historia hemos visto peligrar por intereses ajenos a las comunidades.
La liga entre Xochimilco y Milpa Alta todavía puede verse en lo referente a algunos de los servicios públicos que tiene esta última, pues aún hoy día, Milpa Alta depende administrativamente de Xochimilco. Tanto así, que los habitantes de los doce pueblos de la delegación tienen que bajar al «lugar de la sementera de flores» para poder solucionar los problemas relacionados con el pago del impuesto predial y del agua, sobre todo cuando la Tesorería detecta atrasos o irregularidades en los pagos. Esta acción, que se podría antojar como innecesaria o hasta incómoda para los milpaltenses, tiene un origen probable, según lo permiten conocer las fuentes históricas, de antes de la llegada de los españoles a lo que actualmente es México.
La primera noticia de Milpa Alta relacionada a Xochimilco la encontramos bajo el gobierno de Itzcoatl cuando, después de vencer a los tepanecas de Azcapotzalco y Coyoacan, los mexicas van contra los xochimilcas. El dominico fray Diego de Durán cuenta que los habitantes de Xochimilco, recelosos de las conquistas mexicas, se reúnen a discutir sobre la amenaza que se cernía sobre ellos. Se produjo entonces una división de pareceres, pues algunos principales xochimilcas estaban por una rendición pacífica, en tanto, otros se inclinaban por luchar para defender su tierra. «Los señores de allí, que eran dos, el uno de la cabecera de Xuchimilco, llamado Yecaxapo tecuhtli y el otro de la Milpa (Alta), que se llama Pachimalcatl tecuhtli»[1], ellos se mostraron en desacuerdo de rendir Xochimilco sin pelear. La batalla se realizó con resultado adverso para los xochimilcas y desde entonces fueron tributarios de los mexicas y fueron desposeídos de sus tierras.

Cabe mencionar que Hernando de Alvarado Tezozomoc en su Crónica Mexicana hace relación del mismo suceso; sin embargo, a la hora de mencionar a los señores, engloba a los cinco que menciona como xochimilcas. «Los vecinos y Naturales del pueblo de Xochimilco… hacen junta y cabildo con ellos los Señores que fueron Yecaxapo teuctli y Quellaz teotlan»[2]. Existe coincidencia en los dos primeros nombres pero los otros tres no aparecen en Durán. La sujeción del señorío xochimilca por parte de los mexicas es el evento documentado más antiguo en donde se señala la presencia de un lugar llamado «la Milpa» y el nombre de uno de sus gobernantes.
Después de la conquista española en varias crónicas se describe a Xochimilco como una unidad política, como una provincia muy poblada y rica pero de «la Milpa» no hay más noticia. Al tomar en cuenta lo investigado por Robert Barlow, la Milpa o Milpa Alta quedaría comprendida dentro de su territorio, ya que Xochimilco, antes de la dominación mexica era un señorío independiente, cuya extensión territorial abarcaba desde «el norte de Morelos y hasta el Valle de Atlixco»[3], incluyendo el Cuauhnáhuac (la actual Cuernavaca en el estado de Morelos).
El caso es que después de que Xochimilco es sometido por los mexicas, su extensión e influencia disminuyen quedando reducida «a la orilla del lago entre el Pedregal y el extremo de Cuitlahuac hasta las comunidades adyacentes a las tierras altas del sur»[4]. Situación que más tarde, bajo el dominio español, le sería ventajosa pues «por ser del tamaño adecuado» pudo constituir un corregimiento «y por ello siguió siendo una entidad política bien definida durante el periodo colonial»[5]. Condición que ayudo a mantener latente el sentimiento de pertenencia y defensa por su territorio.

En los documentos sobre la propiedad comunal, «la Milpa» aparece como sujeto o parcialidad de Xochimilco, es decir, dependía de él en lo administrativo y lo jurídico, además de lo tocante a lo religioso. Este dato es confirmado por el Códice Franciscano, para el año de 1569, pues tanto los conventos de Xochimilco como el de la Milpa pertenecían a la orden de San Francisco.
Al trabajar este último aspecto Peter Gerhard nos dice que «la doctrina (de Xochimilco) se dividió, quizás en la década de 1560 con el establecimiento por los franciscanos de otra casa en Asunción Milpa Alta»[6] y es hasta 1643 cuando La Milpa pasa a ser una cabecera aparte[7].
Después de las crónicas coloniales, los títulos primordiales nos dan más información. Para ser más exactos, en parte de los títulos de San Gregorio y de la Milpa encontramos otras referencias que hablan sobre la relación entre nuestros pueblos.

Según sus títulos primordiales, cuando los de Atlapulco hacen el reconocimiento de su tierra durante la época virreinal llaman a sus vecinos de San Pedro Atocpan, San Bartolomé Xicomulco y a la Milpa, entre otros, como testigos de la posesión de dichas tierras y de ausencia de contradicción entre pueblos originarios.
«…que aquí los de San Gregorio Acapulco les contestamos y llamamos a todos los pueblos. Se rogó aquí en Xochimilco San Bernardino, que todos los pequeños pueblos, Santa Cruz Atepista, los habitantes de Acalhuacan, los habitantes de San Bartolomé Xicomolco; los habitantes de San Pedro Atocpan, y de Nuestra Amada Madre La Asunción, y los de Santiago Tulyehualco, y los habitantes de San Luis Acospan, y todos los de arriba vinieron bajando, los de los Reyes, los vecinos tepanecas, y de Tepetenchi, los moradores de allí, todos los de junto al agua de San Sebastián, fueron llamados los de San Pedro Tláhuac que vinieron a ver, les fue tomado juramento, que no sabían de quién era, que ahora es suya, de San Gregorio Acapulco, que es suya la tierra; todo San Juan Atenco, Xaliyecac, y todos los de San Martín Atenco. Con lo cual recibieron merced de tierras y lo apreciaron los propietarios…»[8].
Algo similar sucede en los títulos de Milpa Alta, pero ahora es don Martín Serón, gobernador de la Ciudad de Xochimilco, con todos sus pueblos sujetos, incluido San Gregorio, los que concurren a la Milpa para dar fe de la posesión de sus tierras.

«…susedió en el año de mil quinientos y sinquenta y nuebe, quando se pusieron los linderos, fue presiso pasar por estas xollas, barrancas, pedregales, llanos y monte y serros y porque coste lo dexamos puesto en estos papeles para que os sirva de adarga y exemplo de cómo ya quedais bien sercados en redondo y sepan yjos mios que estos papeles son papeles reales de guarda real pueblo de la Milpa y sus sujetos y de ellos bino a dar el gobernador de la siudad de Xochimilco que fue don Martin Seron con todos sus pueblos, siendo primero el de Nativitas, que fue Diego Chicohastecatl, dio fe el de San Jerónimo. Dio fe el de Santa Cruz que se llama Diego Machalchihtzin, dio fe el de San Gregorio Atlapulco, Diego Xochimantzin, dio fe el de San Luis Acotzopaneca, Lucas Olmatzin, dio fe el de Santiago Acatolchimalco, Diego Xalhacalcatl, dio fe, el de San Juan Astapanecatlalnelapan que es Francisca Aztapanecatl, dio fe el de San Antonio Tecomic que es Maria que la llaman Quahxohtlitenanpixqui…»[9]

Otra relación, ahora desde el punto de vista geográfico y político, lo encontramos en la mojonera que se localiza en la parte norte de la cumbre del volcán Teuhtli, lugar que sirve a manera de vértice a tres delegaciones (Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac). Aquí, en este antiguo centro ceremonial, los habitantes de la Milpa iniciaban y finalizaban su recorrido por la propiedad comunal que les fue legada. También se tiene noticia que cerca del Teuhtli existía una zona dedicada a la cría de cabras cuyas ganancias servían para sostener un en Xochimilco que estaba dedicado a Nuestra Señora de la Concepción[10].
El amor por la tierra y lo primordial de su defensa se hace patente en este fragmento de la documentación de Milpa Alta que no solo habla de ella sino de buena parte de los pueblos que la rodean y a manera de profecía vaticina un futuro nada halagüeño.
«Y cuando acabaron de comer salió un viejo y dijo: ‘Venid acá todos los que son del pueblo, mozos y muchachos y los más chiquitos y los que no han nacido ahora, no saben cómo ganaron los viejos los pueblos y la tierra y toda el agua y las ciénegas con mucho trabajo, y a vosotros os echaran a perder todo. Vendrán los españoles, se harán amigos y compadres y cuñados, traerán dinero y con eso irán quitando, poco a poco, todas las tierras que aquí se encuentran han de ser tomadas de este modo. Echarán a perder todas las tierras. ¡Ellos saben cómo han de quedar nuestros hijos!’ »[11].
Un lazo comunicante más lo tenemos en las salvas que anualmente se realizan entre San Pedro Atocpan y Xochimilco, contraprestaciones que por un lado, mandan cargas de leña en el ms de marzo para la Señora de Xaltocan (Virgen de los Dolores) y, por el otro, en mayo, el envío de una portada floral para adornar el Santuario del Señor de las Misericordias de Atocpandonde se venera a un Cristo negro.
Leña del bosque de Milpa Alta y flores de los productores de Xochimilco son las ofrendas que se presentan y dejan permanentemente en la memoria la estrecha relación entre Xochimilco y sus milpas altas. Traen al presente cómo de los montes de la Milpa se sacaba la madera para las acallis que surcaban los canales existentes entre chinampa y chinampa. Las flores que han representado ofrenda convertida en portadas multicolores para celebrar al dios de los católicos.
Para terminar, es importante traer a la mente cuando los miembros del Consejo de la Crónica de Milpa Alta participamos en el Segundo encuentro de Cronistas del Sur del DF, nos tocó compartir la mesa con un habitante de Xochimilco[12] gracias al cual nos enteramos de un bonito cuento que trata de una sirena que después de abandonar la zona cercana a Atlapulco y Tlaxialtemalco se va a vivir al Tulmiac, paraje localizado dentro de la propiedad comunal de Milpa Alta. Sirena que quizá –se dijo en el encuentro– tenga origen en una deidad acuática prehispánica y que si rastreamos cuentos y leyendas de nuestras regiones pueda estar asociada a la aparición de la virgen de la Asunción en el Tulmiac, virgen que es la patrona de Milpa Alta.
Son precisamente estos trozos de historia, de cuentos, de leyendas, los que van a permitir acercarnos a la manera de pensar, actuar y sentir de las personas que nos antecedieron. Son parte del material que va a abrir la posibilidad de intentar una reconstrucción de nuestro pasado. Claro que con sus limitaciones ante la falta de un mayor número de fuentes documentales. ♦
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* Miembro del Consejo de la Crónica de Milpa Alta.
rayflome@gmail.com
Fotografía principal: Gente en las afueras del Palacio Municipal de Milpa Alta en 1925. Mediateca INAH
[1] Durán, Diego de. Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México, Porrúa, p. 105, México, 1984.
[2] Alvarado Tezozomoc, Hernando de. Crónica Mexicana, precedida del Códice Ramírez. Porrúa, p. 272, México, 1987.
[3] Barlow, Robert. Obras de Robert H. Barlow. Los mexicas y la Triple Alianza. Vol. 3, México, INAH/UDLA, pp. 65 y 66. México, 1990.
[4] Gibson, Charles. Los Aztecas bajo el dominio español 1519-1810. Siglo XXI, p. 18, México, 1967.
[5] Ibid., p. 32.
[6] Gerhard, Peter. Geografía histórica de la Nueva España 1519-1821. UNAM, p. 252, México, 1986.
[7] Ibid, p. 253.
[8] Pérez Zevallos, Juan Manuel y Luis Reyes García. La fundación de San Luis Tlaxialtemalco según los Títulos primordiales de San Gregorio Atlapulco 1519-1606. GDF, Delegación Xochimilco, Comité del IV Centenario de San Luis Tlaxialtemalco, Instituto Mora, pp. 31 y 35, México, 2003.
[9] AGN, Tierras, Vol. 3032, Exp. 3, Fs. 207-218 vta. En la versión paleográfica la información a la que se hace referencia está en la página 48.
[10] Vetancurt, Agustín de. Teatro Mexicano. Descripción breve de los sucesos históricos y religiosos del Nuevo Mundo de las Indias. Porrúa, p. 57, México, 1982.
[11] AGN, Tierras, Vol. 3032, Exp. 3, Fs. 207-218 vta., pp0. 55 y 56.
[12] Se trata del cronista José Genovevo Pérez Espinosa, originario del pueblo de San Luis Tlaxialtemalco.


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