Los carnavales en Tláhuac, el de Tlaltenco y el de Zapotitlán

• Tlaltenco es un pueblo reconocido por sus tradicionales carnavales y en Zapotitlán por sus danzas y rituales que con el tiempo se dejaron de practicar

Por José Daniel Castillo Mancilla

Los pueblos de San Francisco Tlaltenco y Santiago Zapotitlán, ubicados ambos en la Alcaldía Tláhuac, son reconocidos por sus tradiciones y, de manera específica, por sus carnavales, una celebración extraída de la cultura europea y transformada con los característicos tintes latinos. Sin embargo, la concepción actual del carnaval ha tenido múltiples cambios desde sus orígenes hasta nuestros días.

Carnaval de Tlaltenco. Fotografía Alcaldía Tláhuac

Origen cultural

El origen del Carnaval se remonta a las festividades precursoras que egipcios, griegos y romanos realizaban en honor a sus respectivos dioses. Por ejemplo, los egipcios honraban a Isis, paseándola en procesión todos los años. Mientras la gente llevaba cañas de cebada y trigo como símbolo del descubrimiento de los cereales otorgados por la diosa. Estas celebraciones eran grandiosas, con el pueblo entregándose a alabanzas día y noche, aunque a veces las ceremonias incluían actos violentos e irrespetuosos. En el caso de los romanos, sus festividades incluían homenajes al dios Baco con orgías, libertinaje y grandes banquetes, así como las celebraciones de las Lupercales y las Saturnales. Las Lupercales, celebradas el 15 de febrero en honor de Lupercio y el dios Fauno, eran festividades llevadas a cabo por los habitantes de las colinas circundantes a Roma. Tenían como objetivo asegurar los beneficios económicos de los pastores, fomentar la fertilidad de las mujeres y los rebaños, y proteger a estos últimos de los ataques de animales feroces en la región.

Por otra parte, las Saturnales, festividad romana en honor al dios Saturno, se celebraban oficialmente del 17 al 23 de diciembre. Durante estas festividades, la única actividad permitida era la cocina, y se organizaba una gran comida comunal en conmemoración de una época en la que se creía que todos los hombres eran iguales y felices en la Tierra. Durante las Saturnales, se encendían velas, se realizaban intercambios de regalos, y la gente llevaba sombreros como símbolo de libertad. Los esclavos eran tratados como personas libres, y sus amos les servían durante los banquetes. Además, se seleccionaba a un rey entre las clases inferiores, generalmente caracterizado por ser el más feo, tonto y tosco. Este rey presidía un mundo al revés, emitiendo órdenes inusuales, alentando a su séquito a bailar, beber, escandalizarse y entregarse a los placeres sexuales. Este cambio de roles afectaba incluso a las altas esferas sociales, ya que nadie podía eludir el bullicio. Al finalizar las festividades, el rey elegido era ejecutado, ya que se le consideraba responsable de los males sufridos debido al abandono de los valores morales establecidos. Sin embargo, con la difusión del cristianismo, los sacerdotes y obispos prohibieron esta celebración y exhortaron a no participar en ella, así como contra cualquier otra forma de entretenimiento similar.

Estas celebraciones han tenido un método catalizador de la tensión física, psicológica y social. El carnaval se utilizó como un método de relajación antes de la Cuaresma. Además de una preparación anímica para los grandes periodos de ausencia económica. Al principio, el día anterior al miércoles de ceniza se usaba como festival. Aunque con el pasar del tiempo el festival se extendió desde el domingo o incluso el miércoles anterior. Encubrir la identidad permite al ser humano escapar de la monotonía y tensiones religiosas, lo que aumentó el uso de máscaras. Sin embargo, ciertas restricciones fueron incorporadas y eliminadas a través del tiempo. Incluso los mismos habitantes influenciados por las creencias de los papas, sacerdotes y padres criticaron las actividades.

Etimología

La palabra carnaval se pensaba en un principio que derivaba de currus navalis o carro naval. Esto se debía a que en la época imperial romana, cada 5 de marzo se llevaba a cabo un desfile en el que la gente se disfrazaba y desfilaba con gran pompa en un barco en honor a la diosa Isis. Sin embargo, con el tiempo, esta etimología cayó en desuso, y la palabra comenzó a ser analizada en el contexto de la idea cristiana de la llegada del ayuno y el inicio de la Cuaresma. En el siglo XIII en España, el Carnaval se conocía como carnestolendas, antruejo o introido (traducido como carnes eliminadas), traducidas al latín como carnisprivium (como privarse de la carne). En el siglo XIV, se utilizaba el término carnal en contraposición a la Cuaresma, y a partir del siglo XV, diversos autores españoles empezaron a utilizar la palabra carnaval, que deriva del término lingüístico italiano carnevale.

Comparsas en Tlaltenco

San Francisco Tlaltenco es un pueblo reconocido por sus tradicionales carnavales, en los que destacan coloridos carros alegóricos elaborados por quienes integran las distintas comparsas. Cada comparsa culmina su carnaval con la respectiva coronación de sus reinas en la Plaza Centenario, seguida de un animado baile popular que puede ser realizado en diversos lugares del pueblo. Las festividades del carnaval tienen lugar en los meses de febrero y marzo de cada año, y los ingeniosos disfraces que ahí se lucen son resultados del espíritu festivo de la comunidad. Las comparsas que organizan carnavales en Tlaltenco son las siguientes:

Comparsa Barrio Fuerte. Facebook San Francisco Tlaltenco Tradicional

Barrio Fuerte

La Comparsa Barrio Fuerte es una muy pequeña, a su festividad usualmente se le conoce como el  carnaval de la gente. Cada año, es la comparsa que da inicio con la temporada festiva, la cual comienza el primer domingo después del Miércoles de Ceniza.

Carnaval de Tlaltenco. Fotografía Juan Antonio Ramírez Pinterest

Sociedad Benito Juárez

La Sociedad Benito Juárez es la comparsa de mayor antigüedad, con origen en la Sociedad Mutualista Benito Juárez fundada en 1920. Esta sociedad fue creada para brindar apoyo mutuo a las personas de Tlaltenco que habían participado en la Revolución Mexicana y que, al regresar a la comunidad, enfrentaban condiciones de vida difíciles. En 2020, la Sociedad Benito Juárez cumplió 100 años, convirtiéndose así en la comparsa más antigua de la Alcaldía Tláhuac.

Carnaval de Tlaltenco. Fotografía Secretaría de Cultura Ciudad de México

Club Juvenil

En tanto que el Club Juvenil San Francisco Tlaltenco surgió en 1946 como resultado de las actividades cívicas y culturales propias de las fiestas patrias, por las que destacó la activa participación de jóvenes de la localidad. La competitividad entre la Sociedad y el Club se ha transmitido de generación en generación, al grado de que cuando ambas comparsas se encuentran, tratan de captar la mayor atención del público al generar un espectáculo más cautivador para el público.

Los Chupamaros

La Comparsa Independiente Chupamaros fue fundada en 1969, participa exclusivamente con desfiles de disfraces y fue iniciada por personas que anteriormente pertenecían a la Sociedad Benito Juárez.

Los Guadalupanos

El Grupo Guadalupano fue fundado en 1973 como una alternativa joven derivada de diferencias de opinión en la Sociedad Benito Juárez, se formalizó en octubre de ese año con su primera directiva y presidente formal, Ricardo Castañeda Peña.

Carnaval Guadalupano. Fotografía Sergio Rojas

Además de las comparsas anteriormente mencionadas, en el carnaval de Tlaltenco participan también el «Club Infantil», conformado en 1958 –y cuyo contingente desfila al frente del Club Juvenil–; el «Club Infantil del Popo y sus Cariñosos», junto con «Los Bofes y sus Guanacos», ambos formados en 1969 (sin embargo, los «Bofes» se disolvieron en 1974); la Comparsa Guadalupana, que se estableció en 1974, y, por último, la Comparsa Zacatenco, creada en 1994.

Comparsas en Zapotitlán

La vibrante tradición del carnaval en Santiago Zapotitlán cobra vida al son del ritmo de la danza de los chinelos y la contagiosa música de banda que marca el inicio del recorrido de las diversas comparsas por las calles del pueblo. Cada año, la Plaza Juárez se convierte en el epicentro de la celebración, donde los asistentes se congregan para disfrutar del zapateo resonante, las trompetas y los cuetes, señales inequívocas para la comunidad de que el carnaval ha comenzado. Jóvenes, niños y adultos se reúnen para presenciar el espectáculo, maravillándose ante los danzantes y los integrantes de las cortes de honor que exhiben con orgullo sus trajes y disfraces. Esta festividad, arraigada en la historia del pueblo, se mantiene como una tradición que ha perdurado desde la época de la Revolución Mexicana.

Desde aquellos tiempos, Santiago Zapotitlán ha sido reconocido por sus danzas y rituales, que eran motivo de celebración y alegría para los habitantes de la región. La danza de los azcachichincas, o de las hormiguitas, en particular, se destaca como un antecedente de lo que posteriormente evolucionaría hacia la festividad carnavalesca en la localidad. No obstante, antes de 1930 este tipo de danzas se dejaron de practicar.

En la década de los años veinte, después de un reacomodo económico social y cultural en la demarcación, salieron los primeros danzantes, los fundadores de esta tradición, los cuales fueron exclusivamente hombres, debido a que no se permitía la participación de ninguna mujer. Salían a las calles ataviados con máscaras de cartón, portando cualquier disfraz o ropa vieja que encontraran en casa. Este era un carnaval informal, por tanto, no había carros alegóricos ni trajes bien definidos, tampoco un paso de baile a seguir, la gente sólo iba a buscar diversión. La música, debido al arraigo que presentan los usos y costumbres de la comunidad, pudo haber sido de chinelo, aunque no se tiene constancia de ello.

La mujer no podía participar en el carnaval del pueblo porque era mal visto por las personas oriundas de Zapotitlán, al igual que los jóvenes estuvieran brincando por las calles de piedra o por terrenos accidentados. Sin embargo, la situación cambió al momento en que se permitió la incorporación de las mujeres en los primeros bailes de cuadrillas que se efectuaban al final del recorrido en la Plaza Juárez.

Para la década de 1960, y después de que el párroco de la iglesia excomulgó a la corte de honor y a los danzantes por no respetar las celebraciones de Semana Santa, comenzó a decaer el carnaval de la región, debido a los cambios sociales y económicos en la comunidad, aunado al gasto que implicaba el desarrollo de la festividad, debido a que los primeros danzantes ya se habían convertido en personas de la tercera edad.

Hasta principios de la década de 1960, los barrios de Santa Ana y Santiago solían celebrar regularmente su carnaval en el período previo a Semana Santa. Sin embargo, a partir de 1961, se produjeron diversos factores que influyeron en el desarrollo del carnaval en la región. En primer lugar, se observó una transformación en el ciclo generacional de la tradición, lo que afectó la participación de niños, jóvenes, adultos y ancianos.

En el barrio de Santa Ana, surgió el Club Guadalupano, debido a la mayor solvencia económica de sus integrantes. Aunque originalmente fue establecido con otros propósitos, dicho Club se aventuró a organizar carnavales entre 1962 y 1969. Posteriormente, en 1970, apareció el Club Ateneo Lázaro Cárdenas, seguido por el Club Quinto Sol dos años después. Ambas comparsas pertenecían al barrio de Santa Ana.

Por otra parte, en el barrio de Santiago se dejó de celebrar el carnaval, aunque se mantuvieron los recorridos con disfraces. Durante esa época, las mujeres demandaron su derecho de bailar junto a los hombres en el recorrido. En 1974 lograron su compromiso al participar activamente en el desfile y en la corte de honor. Sin embargo, los hombres preferían llevar acompañantes de otras comunidades, especialmente de la Colonia Miguel Hidalgo y de La Nopalera, por lo que la participación de las mujeres del pueblo siguió siendo mínima. ♦

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Referencias

Aguilera Gómez, Manuel y Leal Guerrero, María. «Nota histórica», Trabajar con la comunidad: Miguel Hidalgo, Tláhuac. Gobierno de México, 1994, pp. 1-3.

Caro Baroja, Julio. El carnaval (Análisis histórico-cultural). Taurus, México, 1979, pp. 25-49.

San Francisco Tlaltenco, Alcaldía de Tláhuac

Santiago Zapotitlán, Alcaldía de Tláhuac

Torres Hernández, Lizeth. «De difusión y preservación: la comunicación como herramienta estratégica para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en los pueblos originarios de la delegación Tláhuac: estudio de caso: el Carnaval de Santiago Zapotitlán».

Tesis de Licenciatura. Universidad Nacional Autónoma de México, 2018, https://repositorio.unam.mx/contenidos/114235

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