El Huizachtepetl (Cerro de la Estrella) en la época prehispánica

• Había más de 30 especies nativas pero en 2007 sólo subsistían seis

Revista Nosotros, Núm. 102 | Abril de 2007

Especialistas en arqueoboténica han logrado determinar que el complejo vegetativo que prevaleció durante la época prehispánica en el Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, estuvo conformado por más de 30 especies nativas de las cuales hoy subsisten alrededor de seis. Entre ellas se encontraba el árbol del huizache, planta que dio origen al nombre de este monte que fue llamado Huizachtépetl o cerro de los huizaches.

Ahora se busca el impulso de acciones de restauración de la vegetación mediante la reforestación con especies que hubo ahí hasta antes de la llegada de los españoles, como magueyes, tepozanes, colorines, nopales, zoapatles, copal, uña de gato, hierba del carbonero y el característico huizache.

A decir de Susana Xelhuantzi López, investigadora del Laboratorio de Arqueobotánica del INAH, informó que el crecimiento de la mancha urbana y la modificación de los elementos naturales han llevado a la pérdida de gran parte de la superficie original del Cerro, lo que se traduce en la reducción de su potencial biológico.

Desde el punto de vista fitoecológico, hoy el Cerro de la Estrella es una entidad fuertemente alterada y, ante este panorama, se requiere de un adecuado programa de reforestación a largo plazo, que además contribuya a mantener su función en la recarga de los mantos acuíferos.

Según estimaciones del biólogo Fernándo Sánchez Martínez, de las más de 30 especies nativas que había la fecha sólo subsisten cerca de seis.

Estudios paleontológicos establecen que hace 12 mil años en este monte se tuvo un ambiente húmedo que favoreció el desarrollo de bosques de encinos, tal como se ha comprobado a través de restos fósiles de hojas de estos árboles.

Las investigaciones en palinología indican que hace 5000 años sucedieron cambios climáticos que se tradujeron en condiciones más secas para la Cuenca de México, lo que dio origen a las especies xerófilas que predominaron en la época prehispánica. Fue en el siglo pasado, durante las políticas de reforestación encabezadas por Miguel Ángel de Quevedo, cuando se introdujeron especies no aptas para el Cerro de la Estrella.

En esos años se privilegió la plantación de especies arbóreas como eucaliptos, casuarinas y cipreses que alteraron las condiciones del sitio, ocasionando problemas de azolvamiento debido a la constante erosión del material terrígeno.

Reforestación experimental

Como parte del proyecto de restauración, dijo la bióloga Xelhuantzi López, el INAH y la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN han emprendido la etapa experimental del programa, consistente en la germinación de semillas de huizache con las que se llevará a cabo la reforestación de un área aledaña al Cerro.

Se ha determinado que la mayoría de las leguminosas tienen en sus sistemas radiculares (raíces) un tipo de bacterias que ayudan a fijar el nitrógeno del aire, lo que les sirve como nutriente. La intención es lograr implantar estas bacterias en las semillas de huizache.

La primera siembra se realizará en la Barranca Jazmín, ubicada al oeste del Cerro de la Estrella. El Cerro está lleno de vestigios arqueológicos y por tanto la reforestación tiene que circunscribirse a áreas donde las raíces no vayan a afectar las estructuras prehispánicas.

Finalmente, la bióloga Xelhuantzi López adelantó que otro aspecto que se tiene contemplado es la rehabilitación de los tres sistemas de terrazas prehispánicas que aún existen en las laderas del Cerro. La idea es volver a cultivar maíz, calabaza y frijol para que las terrazas sirvan como un museo vivo que permita enseñar a los niños de la Ciudad de México, la antigua técnica agrícola. ♦

Portada 102 de la Revista Nosotros correspondiente al mes de abril de 2007

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