Turistas descubren esqueleto en las dunas de la antigua laguna de Viesca

• Reportaron el hecho a la Fiscalía estatal en la Comarca Lagunera de Coahuila, pero de ahí los restos pasaron al INAH porque la antigüedad de la osamenta no parecía reciente y descubrieron que ésta se remonta a entre 700 a 1000 años antes de Cristo

A las orillas de la antigua laguna de Viesca, en las altas dunas de arena salió a la luz el esqueleto de un individuo que caminó por el desierto que hoy forma parte del estado de Coahuila, entre 700 y 1000 años a.C., y al que se le bautizó como «El hombre de Bilbao».

La osamenta fue recuperada hace algunos meses por la fiscalía estatal, luego de que turistas dieran aviso a las autoridades acerca de la presencia de restos humanos en las dunas de Bilbao, donde la movilidad de la arena debió sepultarlos por siglos, hasta que el desplazamiento de cuatrimotos los arrojó de nuevo a la superficie.

Los materiales son custodiados en el Museo Regional de La Laguna. Fotografía Centro INAH Coahuila

Su sorpresiva presencia ha llevado a descubrir un nuevo sitio arqueológico de antiguos cazadores-recolectores, ubicado en la hondonada de un paraje, por lo que este hallazgo es un acontecimiento para el estudio de poblaciones del norte de México y para la antropología física mexicana.

Las características de los restos óseos y la presencia de material arqueológico hicieron sospechar al antropólogo físico Erik Morgan Medina y al arqueólogo Miguel Vargas, de la Fiscalía de Personas Desaparecidas en el estado de Coahuila, que se trataría de un ser humano prehispánico, por lo que de inmediato dieron aviso al Instituto Nacional de Antropología e Historia para que hiciera el peritaje correspondiente.

Los materiales continúan siendo analizados en el Museo Regional de La Laguna. Fotografía Centro INAH Coahuila

Por su parte, el antropólogo físico del INAH, Axel Baños Nocedal, calificó el hallazgo de «aislado y espectacular» por verificarse al interior de dunas de arena, un material que, dijo, comúnmente trata mal a los materiales óseos.

«Estos descubrimientos nos permiten generar una gran cantidad de conocimiento sobre quiénes eran nuestros ancestros, cómo vivían, qué salud tenían, de qué se alimentaban, qué actividades físicas realizaban o a qué edad morían, entre otros aspectos».

En tanto que el investigador del Centro INAH Coahuila, Yuri de la Rosa Gutiérrez, acudió a inspeccionar el área del hallazgo. Luego de recorridos de superficie descubrió un paraje dentro del contexto de dunas altas, de una extensión aproximada de 10 metros de diámetro, repleto de materiales arqueológicos, donde se localizó el resto del esqueleto.

Además, encontró huesos de animales y material lítico, tanto herramientas completas como en proceso de elaboración (preformas) y el desecho que resulta del corte de la roca (lascas), por lo que ha podido identificar procesos de elaboración y corroborar que se trata de un campamento estacional de producción de artefactos líticos.

El «hombre de Bilbao», descubierto en el desierto de la región lagunera. Fotografía: Centro INAH Coahuila

Los huesos del individuo están muy fragmentados, pero representan todas las partes del esqueleto humano. Los primeros estudios indican que corresponden a un joven de entre 20 y 30 años de edad al momento de morir, que debió tener una vida nómada físicamente azarosa.

El esqueleto estaba asociado a diversos materiales: un collar de conchas marinas, probablemente del Pacífico; una hoja de pedernal blanco, perteneciente a un cuchillo enmangado, característico de los cazadores-recolectores nómadas que habitaron la región desde el poblamiento de América hasta el siglo XVIII; una punta de proyectil y restos de animales.

Por los materiales líticos asociados, la posible filiación étnica de «El hombre de Bilbao» correspondería a las Culturas del Desierto, cuya antigüedad oscila entre 700 y 1000 años a.C., relacionado con la tradición cultural Candelaria.

Al respecto, el arqueólogo explicó que las características de este tipo de lítica son similares a las localizadas en la Cueva de la Candelaria, importante sitio explorado en la década de 1950, ubicado a 60 o 70 kilómetros de distancia, por lo que las primeras hipótesis apuntan a un horizonte cronológico cercano, de alrededor de 1000 años a.C., en el periodo Clásico Temprano. Es decir que se trata de la misma área cultural.

También, se hallaron fragmentos de cerámica y modelados de arcilla comunes en la Comarca Lagunera, reconocida por diversas investigaciones y crónicas del siglo XVI como una zona de contacto e intercambio comercial de las culturas cazadoras-recolectoras con las de la sierra, las costeras y las que transitaban de Mesoamérica hacia Aridoamérica, de acuerdo con lo señalado por De la Rosa Gutiérrez.

El investigador refirió que es un contexto arqueológico particular: «No fue un sitio para enterrar muertos ni tampoco hay una sola evidencia de que el cuerpo haya sido preparado, lo que lleva a pensar que el individuo estaba en su campamento cazando o pescando y algo le pasó o estaba enfermo». Explicó que los lugares de enterramiento usuales de esas culturas eran las cuevas profundas y abrigos rocosos, donde se han encontrado contextos mortuorios.

El sitio fue georreferenciado y se realizó levantamiento a través de sistemas de información geográfica. Los materiales son custodiados por el INAH, en el Museo Regional de La Laguna, donde continuarán siendo analizados. ♦

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