Cápsulas de viaje | El sorprendente Japón, la historia del futuro

• Extraordinario relato a través de interesantes y entretenidas cápsulas de un reciente viaje a Japón, que congrega la visión de esa sorprendente nación cuyos habitantes no se han detenido a recordar el pasado sino a seguir sorprendiendo al mundo con sus avances

Por José Alfredo Valle Rodríguez

Dice la RAE que viajar es «trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción». Hoy en día, viajar significa mucho más que eso, tiene que ver con lo más íntimo de las emociones, sentimientos y aspiraciones del ser humano. Viajar es encontrar nuevos horizontes y experiencias, enriquecidas por el desarrollo tecnológico de los medios de transporte. Viajar es la magia de volar 14 horas sin escala y llegar a tu destino el mismo día de tu partida, incluso dos horas antes. Es viajar en el tiempo y el espacio. Es conocer los secretos más recónditos de nuestro planeta. En fin, esta reflexión sobre el sentido de viajar nos puede ocupar mucho tiempo. Hoy sólo pretendo compartir, en pequeñas cápsulas, la experiencia de mi más reciente aventura.

Se trata de Japón, una cultura milenaria totalmente diferente a mis anteriores experiencias de viaje que renovó mis esperanzas de que un mejor futuro es posible para las sociedades del mundo. Sin entrar en consideraciones más profundas sobre la historia, cultura e idiosincrasia de ese extraordinario país, sólo destacaré la fortaleza mental, empuje y destrezas que le han permitido a esta gran nación una sorprendente recuperación, luego de la hecatombe nuclear de la que fue víctima hace casi 8 décadas.

Hoy, al menos a los ojos del visitante, no se percibe nada que remita a esta dolorosa calamidad, salvo por los memoriales construidos en Hiroshima y Nagasaki, durísimos testimonios de los horrores de la guerra que no deben repetirse. Hoy, el turista puede admirar con asombro el prodigio de una sociedad moderna y limpia, ciudades del futuro que funcionan armoniosamente gracias a una asombrosa red de infraestructura para la movilidad, las comunicaciones y los servicios.

Puntualidad, comodidad y hospitalidad, característica nipona que se constata al viajar por la Reina de los Cielos | Fotografía: José Alfredo Valle

ANA, la reina de los cielos

Ni idea que existiera una línea aérea con este dulce nombre: ANA (All Nippon Airways). A la puntualidad y comodidad, se agrega la legendaria hospitalidad nipona presente en el excelente trato del personal de tierra y, sobre todo en vuelo, donde jóvenes y hermosas mujeres, vistiendo atuendos típicos, hacen más placentera la experiencia de volar 14 horas continuas, suspendido a 34 mil pies de altura. Se trata de un trayecto directo desde la Ciudad de México hacia Narita, uno de los dos modernos aeropuertos de Tokio, ubicado a poco más de una hora en auto hasta el centro de la megalópolis.

Un mall con aeropuerto

Tan sólo bajar del avión y la modernidad asoma por todos lados: elegantes tiendas y restaurantes, baños equipados con novedosas tecnologías para el aseo íntimo (no es obligatorio para quienes como yo somos huraños con ese tipo de prácticas), servicios de spa y regaderas conforman un mosaico multicolor deslumbrante. Por cierto, para hacer más ágil y cómodo los engorrosos trámites de migración y aduanas, es recomendable bajar desde tu teléfono celular y antes de iniciar el viaje, la aplicación gratuita Visit Japan Web. Desde ahí, y en la comodidad de tu casa, puedes llenar los formatos oficiales. Al terminar, la aplicación genera un código QR que guardas en tu teléfono, el cual escaneas junto con tu pasaporte en un mostrador automático del área de migración y… bienvenido.

El Yen ayuda

Contrario a lo que se cree y gracias a la reciente devaluación del Yen, Japón se ha convertido en un destino más accesible que Estados Unidos y Europa. En el caso del hospedaje, nos tocó en suerte un bonito hotel.

The Gate Tokio by Hulic, se ubica en una de las zonas más modernas y comerciales, a sólo 15 minutos caminando hasta los Jardines del Palacio Imperial. Una confortable habitación cuesta alrededor de 200 dólares la noche. Pareciera no tan accesible, pero pongámosla en contexto: un espacio similar en alguna otra capital del mundo no se consigue por menos de 350 o 400 dólares la noche.

Jardines del Palacio Imperial. | Fotografía: José Alfredo Valle

Planear, planear y planear

La planeación es fundamental para hacer rendir tu viaje y evitar contratiempos. Es importante tomar en cuenta tu hora de llegada, en nuestro caso las 6 de la mañana. Si consideras que los hoteles te asignan la habitación después de las 14 horas, puedes registrarte y dejar en resguardo tus maletas y aprovechar el tiempo para dar un paseo cercano o comer algo, antes que la fatiga y el cambio de horario te manden a la cama.

En nuestro caso Naye y Jochen, una joven pareja que vive en Alemania, han sido artífices de la planeación, cuidando los mínimos detalles y orientándonos con toda paciencia para la mejor toma de decisiones. Todo el crédito para ellos, por hacer posible esta bonita experiencia. Alma y Memo, mis consuegros y padres de Naye, junto con mi mujer Vicky, y el que esto escribe, completamos el sexteto de viaje.

Un guía en español

Hay que considerar también que los guías turísticos casi siempre hacen su trabajo en inglés. Para quienes no entendemos lo suficiente este idioma, recomendamos contratar un guía particular que hable español. El gasto adicional se justifica plenamente, pues te permite aprovechar mejor el tiempo y explorar los lugares más importantes. Si bien no son muchos los guías en español, puedes encontrarlos en Google o en otras redes sociales.

De Tokio un poco

Muy temprano, en el hotel nos encontramos con Naye y Jochen, quienes viajaron desde Alemania. Aprovechamos un desayuno ligero para platicar las peripecias de vuelo y después, un paseo que nos llevó hasta los jardines del Palacio Imperial, alguna vez considerada la fortaleza más grande del mundo y que ocupa el sitio del castillo del Shogunato Tokugawa, una fortaleza rodeada de agua y apacibles jardines que hoy garantizan la privacidad del emperador en turno.  Calor, sueño y cansancio nos alcanzan apenas a un par de horas de iniciar el recorrido. Así que, de regreso al hotel para intentar descansar.

¿Y las compritas?

En el camino de regreso, un tanto escépticos echamos un vistazo a los aparadores de ropa que, insistentes, se cruzaban ante nosotros. Siempre pensé que ir de compras a Japón sería una pérdida de tiempo, pero además con precios prohibitivos. En el primer escaparate que hicimos alto constaté lo contrario: precios mucho más bajos que en los grandes almacenes de ropa en México. Y, pues como dicen las señoras que un viaje sin compras no es viaje, a darle al tarjetazo. En mi caso, que vivo en la costa, con climas extremos la mayor parte del tiempo, no es fácil conseguir la ropa adecuada. En menos de media hora me hice de varias playeras muy ligeras, aprovechando las ofertas de la famosa marca del cocodrilito.

Precios mucho más bajos que en los grandes almacenes de la Ciudad de México. | Fotografía: José Alfredo Valle

A turistear

Al día siguiente, temprano, en la recepción ya nos espera Francisco, un joven argentino avecindado en Tokio desde hace dos años. Los próximos dos días nos mostrará esos lugares turísticos obligados para visitantes, pero también algunos otros donde sólo pueden acceder grupos pequeños. Antes de iniciar nuestra travesía, Francisco nos salpica con datos generales.

En tan solo una extensión de 378 mil kilómetros cuadrados (una quinta parte del territorio mexicano) habitan alrededor de 125 millones de japoneses, prácticamente la misma cantidad que en nuestro país. Tokio, Nagoya y Osaka, considerados la gran zona metropolitana, concentran casi el 45 por ciento de la población total. La rápida disminución de su población es quizá la amenaza más grave que enfrentan los nipones.

A Shinjuku

Después, Francisco nos propone el programa de visitas para los dos días, que aceptamos sin chistar. A dos cuadras del hotel abordamos el metro rumbo al distrito de Shinjuku, sede del gobierno metropolitano de Tokio. Llama la atención de inmediato el orden y respeto para permitir la salida de los vagones y después entrar ordenadamente. Luego de 30 minutos de recorrido nos dirigimos a un conjunto de edificios que albergan las oficinas del gobierno local. Ahí se encuentra uno de los observatorios más altos de la megalópolis desde donde disfrutamos una extraordinaria panorámica en 360 grados, ideal para intentar las mejores tomas de la ciudad.

Desde uno de los observatorios más altos de la megalópolis. | Fotografía: José Alfredo Valle

¿Y los homless?

Uno de los peores azotes de las grandes megalópolis, Nueva York, Chicago, Paris, Los Ángeles o San Francisco, por ejemplo, es la rápida multiplicación de las personas «sin casa» que inundan las calles. Le comentamos a Francisco que aún no hemos visto alguno de ellos desde nuestra llegada a Tokio.

—Prácticamente no hay, pero vamos a encontrar algunos en Shinjuku, nos dice.

Casi para llegar a la sede del gobierno metropolitano, en un bajo puente, nos topamos con una media docena de ellos.

—Son familiares de combatientes de la guerra que fueron desalojados de sus viviendas y por eso el gobierno ha sido permisivo, nos explica nuestro guía.

Efectivamente, no volvimos a ver a ningún homlees durante nuestra visita a Japón.

¿Y los botes de basura?

Para quienes nos quejamos de que en nuestras comunidades o ciudades nunca son suficientes los botes de basura y con ello buscamos la explicación del por qué nuestras calles están sucias, nos parece inexplicable que en una ciudad tan limpia como Tokio no sea nada fácil encontrar alguno de estos recipientes. Ello se logra mediante un profundo cambio cultural que implica responsabilidades ciudadanas, en este caso cada japonés es responsables de su basura.

Chicas contra la soledad

En el distrito de Shinjuki, visitamos el barrio de Kabukicho, de gran tradición, colorido y sabor. Abundan establecimientos donde jóvenes y gentiles mujeres te invitan a pasar. Ante nuestra confusión, Francisco nos explica: La gran mayoría de los japoneses viven en soledad, no socializan. Su devoción al trabajo los aísla. Aquí encuentran esa necesaria compañía, simplemente alguien con quien platicar. No se trata de un mercado sexual.

Tradición, colorido y sabor en un barrio de Tokio. | Fotografía: José Alfredo Valle

Godzilla y la cultura popular

A lo lejos, montada sobre un edificio, descubrimos una monumental cabeza que asoma desafiante desde lo alto. Se trata de Godzilla, una de las más famosas esculturas en honor a este ícono de la industria fílmica y la cultura popular nipona. Subimos al décimo piso del hotel Gracery. Mediante fichas museográficas y un video multimedia supimos más de este fenómeno comercial que ha derivado en el rodaje de 30 películas.  A corta distancia apreciamos detalles de esta mole de 50 toneladas que asoma sus fauces, desafiante, como vigilando que no aparezca su acérrimo enemigo, King Kong, con quien en las pantallas cinematográficas libró épicas y crueles batallas.

Godzilla, ícono de la industria fílmica y la cultura popular nipona. | Fotografía: José Alfredo Valle

El gato tridimensional

Continuamos nuestro recorrido por Shinjuku, entre edificios y vallas publicitarias multicolores. De pronto, montado sobre un cuarto piso, nos sorprende la figura de un hermoso gato, conocido por sus fans como Mikeneko. Luego de algunos segundos, con un veloz movimiento, el felino se lanza al vacío, pero aparece de inmediato en otra pantalla gigantesca en el edificio de enfrente, despidiéndose con sutiles movimientos de cola. Un alarde casi poético de la afamada tecnología nipona.

Gato tridimensional. | Fotografía: José Alfredo Valle

Culto por la naturaleza

Los japoneses han convertido el respeto a la naturaleza en una devoción sagrada. Arroyos, manantiales y cuerpos de agua se mantienen intocables con el paso del tiempo. Más allá de la ley, resulta todo un sacrilegio entubar o construir canales evitando alterar los cauces naturales y preservando así flora y fauna en su estado natural.

Nuestra jornada concluye con la visita al Parque Nacional de Shinjuku, donde pudimos admirar la devoción con que los japoneses cuidan y preservan su flora y fauna. Lástima que los cerezos en flor han concluido su espectáculo primaveral que viste de magia sus parques y jardines.

Sintoísmo y budismo

Otro día de trajín. Cansados, pero con la adrenalina a tope, comenzamos nuestra segunda visita guiada. Toca ahora adentrarnos un poco a la cultura japonesa mediante sus templos. En Japón predominan el sintoísmo y el budismo. Muchos japoneses practican ambas religiones al mismo tiempo. Por ello es usual encontrar, entremezclados a corta distancia, estos templos conviviendo en armoniosa sintonía.

Un santuario sintoísta (shrine) se distingue por su puerta de entrada llamada torii (lugar dónde se posan los pájaros), un arco tradicional japones que marca la frontera entre lo profano y lo sagrado. Adentro podemos apreciar el conjunto de instalaciones arquitectónicas de color rojo, donde puedes adquirir objetos de adoración como amuletos, talismanes y estatuas. Generalmente estos santuarios se ubican junto a montañas, ríos o en zonas urbanas.

Los templos budistas se identifican por sus pagodas en cinco niveles, muy comunes también en otros países asiáticos como China o Vietnam, construidas casi siempre con propósitos religiosos.

Parque Ueno

Para testimoniar esta cohabitación de religiones visitamos el parque Ueno, todo un catálogo de templos históricos relacionados con la dinastía Shogun, además de albergar museos de toda índole, y el zoológico más grande de Japón.

Parque Ueno. | Fotografía: José Alfredo Valle

Santuario de Meiji

Un bosque de 70 hectáreas, con añosos árboles y pintorescos jardines, dan cobijo a uno de los más importantes templos de la religión sintoísta. Ahí, practicantes de este culto y turistas se dan cita para orar, meditar o simplemente admirar este impresionante conjunto arquitectónico. El santuario fue edificado hace poco más de un siglo, en honor del emperador Mitsuhito, mejor conocido como Meiji Tenno, cuyo liderazgo transformó a Japón en apenas un par de décadas a partir de 1868. Antes de Meiji, Japón era un país atrasado, cerrado al mundo exterior y en continuas guerras internas entre dinastías. El visionario liderazgo de Meiji logró la unificación, voltear los ojos al mundo y sentar las bases de lo que hoy es esta nación. «Fue el gran transformador de Japón», sintetiza nuestro guía Francisco.   

Flor de Loto

Nuevamente, el colorido de los jardines japoneses. Desde un puente de madera y sobre una laguna tapizada de enormes hojas verdes, en forma de parasoles invertidos que parecen flotar sobre una extensa laguna, alcanzamos a apreciar las últimas flores de loto, símbolo de belleza a la que diversas religiones le atribuyen significados místicos. Por ejemplo, para el budismo significa la pureza del cuerpo y el alma. Al fondo, un templo budista donde se ofician rituales con acordes de sonidos relajantes y el humo aromatizante de la mirra. Con el fin del verano la flor se extingue para iniciar un nuevo ciclo. «Imaginen toda esta superficie cubierta con la belleza de la flor», nos describe nuestro guía.

La tradicional flor de loto japonesa. | Fotografía: José Alfredo Valle

El mercado del templo

No podía faltar la visita a un mercado japones.  Con la intención de adentrarnos en la atmósfera de esos lugares, utilizados con frecuencia como sets cinematográficos, probar algún bocadillo de comida local y descansar un poco, visitamos el mercado de Nakamise. Luego de caminar varias cuadras sobre calles atiborradas de gente y puestos de comida, en pleno corazón del barrio nos topamos sorpresivamente con una pagoda budista, encaramada al final de una larga escalinata.

De los parques a la psicodelia

Imperdible el paseo a pie por la calle Takeshita, en el barrio de Harajuku, lugar muy popular entre los japoneses, principalmente jóvenes y adolescentes que buscan ropa o artículos de marcas locales con fuerte presencia en el mercado global, entre ellas Hello Kity o Mario Bros. Llama la atención una larga fila de personas esperando entrar a un establecimiento sui generis: Desde la calle, a través de amplios ventanales, observamos a jóvenes y adultos, convivir con pequeños cerdos de piel rosada. Pagan tiempo para disfrutar la compañía de tan extravagantes mascotas. Así la moda.

Caos organizado

Shibuya es quizá el barrio más emblemático de Tokio. Ahí se localiza el Shibuya Scramble Square, algo así como la esquina de la revoltura. Es considerado el cruce peatonal más concurrido del mundo, por encima del Time Square de Nueva York. Cuando los semáforos lo permiten, una marea peatonal se abalanza sobre la confluencia de cinco importantes calles que se entrelazan. La gente fluye desde las aceras hacia todos lados, un «caos organizado», según describe Francisco.

Al abordaje

Concluye así una primera parte del viaje. Nuestro plan incluye un recorrido en crucero durante 12 noches por la costa Este de Japón y una escala en Corea del Sur. La comodidad de no arrastrar maletas por ciudades y aeropuertos, sobre todo entre las personas de mayor edad, han convertido a los cruceros en todo un estilo de vida y a las compañías navieras en un jugoso negocio.

Hay barcos para todos los gustos y presupuestos, según el tipo de habitación o consumos. El paquete de bebidas alcohólicas suele encarecer el costo más allá de lo justificable, hasta unos 35 mil pesos adicionales por persona, sobre todo si no perteneces a la feligresía del Dios Baco. Hablamos en nuestro caso de una travesía de 12 noches en la naviera Celebrity Millenium, con capacidad para 2 mil 500 ocupantes. Si durante el día no consumes más de 3 tragos, sólo tendrás que desembolsar entre 600 y 800 pesos diarios por bebedor.  Haga usted sus cuentas. A pesar de los controles para no introducir alcohol, el ingenio mexicano es capaz de superar este reto con un poco de imaginación, aunque temo que estoy siendo políticamente incorrecto.

Abordaje expedito

Para agilizar tu abordaje, debes seleccionar previamente en tu APP uno de los horarios establecidos, a partir del medio día en que inicia el operativo. Es recomendable también reservar con toda anticipación, desde la aplicación, alguno de los tours que te ofrece la naviera.

Minutos antes de los convenido ya nos espera en el hotel el transporte que nos conducirá al puerto de Yokohama. Una vez en el barco tienes a tu disposición restaurantes con gran variedad y calidad de alimentos. Ese día deberás cumplir con el requisito de seguridad mediante un tutorial que podrás observar desde la pantalla de tu habitación, con indicaciones precisas para actuar en caso de emergencia.

En el puerto de Yokohama con Vicky Guzmán. | Fotografía: José Alfredo Valle

La tarde transcurre entre desempacar, comer y reconocer el barco. Luego a disfrutar del espectáculo nocturno, inspirado en los grandes éxitos de Brodway o Las Vegas, con bailarines e intérpretes de alta gama y producciones originales.

El segundo día es sólo de navegación, oportunidad para ejercitarte en el gimnasio, relajarte en alguna de las albercas, disfrutar de los atardeceres en el océano, o simplemente descansar y comer. El recorrido incluye otras dos jornadas enteras de navegación en mar abierto.

Kobe, la mejor carne del mundo

La región de Kobe es reconocida por la calidad de su carne, de creciente demanda internacional. Kobe Beef es una de las tres marcas japonesas más prestigiadas en el mundo (Sandai Wagyu) y puede costar más de 500 dólares el kilo. Fuera de la región se produce ya este ganado y su precio es mucho menor, entre 50 y 200 dólares por kilo.

Pero Kobe también es historia, cultura y tradición. En esta ocasión decidimos hacer el recorrido por nuestra cuenta. Abordamos el metro y después hicimos conexión con el Shinkansen (trenes de alta velocidad) que nos llevó hasta el castillo de Himeji.

Construido en el Siglo XVII, esta colosal fortaleza es también conocida como el Castillo de la Garza Blanca por su apariencia blanca y elegante. Obtuvo la primera denominación para Japón como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.  Fue utilizado como centro de refugio y ataque durante la Guerra Civil.

Tren bala

Viajar en el tren bala es imprescindible al visitar Japón, un desarrollo tecnológico que ha dado lustre y fama a esta nación. Nuestro viaje duró tan sólo 15 minutos, desde Kobe a Kioto. La modernidad y el confort hacen apenas perceptible los 300 kilómetros por hora que alcanza en corto tiempo. Parece imposible que a esta velocidad puedas ir al baño tranquilamente, sin ninguna sensación de peligro. A diferencia de los aviones o los autos, los asientos del tren no cuentan con cinturones de seguridad, un alarde de confianza en este espectacular desarrollo tecnológico.

Una Geisha de verdad

Alguna vez Kioto, fue la capital de Japón. Hoy es una ciudad moderna que preserva con esmero las tradiciones y cultura niponas. Abundan templos budistas clásicos con sus jardines, así como palacios imperiales y santuarios sintoístas con cientos de puertas Tori acomodadas en formas de túneles que no parecen tener fin. En los barrios típicos abundan las casas de Té, construidas a base de madera y con amplios ventanales rodeados de naturaleza, donde se celebra sobre un discreto tapete la sagrada ceremonia del Té. En el barrio de las Geishas es común encontrar a estas mujeres, símbolos de identidad y respeto, con su atuendo original caminando entre las calles bajo la mirada curiosa de los turistas que buscan una imagen fotográfica.

Caminando en el barrio de la Geishas

Corea del Sur

Nuestro viaje incluye una visita a Jeju, la isla más grande en Corea del Sur.  Ascendemos durante media hora en autobús a Jeju Stone Park, un museo y parque ecológico, ubicado en uno de los costados de esta montaña de origen volcánico, donde la piedra se ha convertido en un verdadero culto sagrado. A las formas caprichosas esculpidas por la lava se agrega la mano del hombre, que con algunas modificaciones o ingeniosos acomodos le dan a las rocas un sentido interpretativo vinculado a sus deidades o a sus narrativas históricas o culturales. Luego bajamos hacia la playa, a un destino usado con frecuencia como escenario para diversas series televisivas coreanas. Sus aguas azul turquesa nos remiten, de inmediato, a nuestro caribe mexicano, guardadas las proporciones.

Nagasaki, más allá de la bomba

En Nagasaki visitamos el Museo de la Bomba, el Parque Memorial de la Paz y un discreto monumento que simboliza el lugar exacto donde cayó la bomba atómica (Hypocenter) aquel 9 de agosto de 1945, a las 11.02 de la mañana, ese tristemente famoso artefacto de 4.5 toneladas y 3.25 metros de longitud, conocida como Fat Man (hombre gordo) que implosionó sobre esa ciudad, matando de inmediato a unas 40 mil personas e hiriendo a otras 60 mil.

Casi 24 horas antes, Estados Unidos había lanzado en Hiroshima la primera de las dos bombas, la más letal de las armas conocidas hasta entonces, lo que apresuró el rendimiento de los japoneses en la guerra del Pacífico y el final de la Segunda Gran Guerra.

El uso de estas armas conmocionó al mundo y surgieron nuevos códigos de guerra para impedir su uso. Según los expertos, el lanzamiento de una mínima parte del arsenal nuclear acumulado por varios países significaría el fin del mundo como lo conocemos hasta ahora.

El museo de la bomba

Una línea del tiempo acompaña nuestro descenso en espiral por un pasillo que nos conduce al salón principal donde se exhibe una réplica exacta de El Hombre Gordo. Videos, fotografías, maquetas, reproducciones a escala y fichas informativas detallan el horror y la tragedia. Al final, textos que incluyen la opinión de personajes y organismos internacionales sobre esta polémica decisión. Una de esas fichas contiene la justificación del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Harry S.  Truman. «Pudimos salvar la vida de miles de jóvenes norteamericanos que hubiesen muerto de haber continuado el conflicto varios meses más».

Nuestro tour al Museo de la Bomba lo integran en su mayoría ciudadanos de origen estadounidense, que toman fotografías y recorren en silencio la exposición del terror. Los guías japoneses son cuidadosos en sus comentarios. A primera vista no se perciben rastros de un sentimiento antiamericano. La guerra quedó atrás y ahora a seguir engrandeciendo a esta gran nación.

Una playa con pinos

Iniciamos nuestro último día de recorridos con una visita a la Playa Shimizu.  Accedemos por un bosque de robustos pinos con más de 300 años, un paisaje poco usual para quienes vivimos en el pacífico sur de México. Los árboles sobreviven gracias a una paciente labor de poda y apalancamiento que les permite mantenerse en pie. Desde la playa, observamos a plenitud la majestuosidad del Monte Fuji, coronado por un ramillete de blancas nubes que le dan un toque de discreción y encanto a este símbolo de identidad nipona.

 —Son ustedes afortunados. Hace mucho tiempo que no se disfrutaba una panorámica así –nos dice Tomomi, nuestra guía para ese día.

Monte Fuji

Luego de la playa, abordamos el autobús para dirigirnos al Monte Fuji. Ascendemos por modernas autopistas e imponentes puentes atirantados que acortan distancias en la inmensidad de las montañas. Entre sus intensos tonos verdes destacan esbeltas siluetas de bambús, formando islotes de un tono que aligeran el verde profundo de las colinas. Un largo recorrido de escaleras nos conduce a una de las múltiples cascadas que fluyen desde lo alto del Fuji y forman un armonioso semicírculo en medio de la vegetación.

Por la tarde, antes de ingresar por última vez al barco, en un centro comercial junto al muelle, disfrutamos la gastronomía tradicional japonesa, platillos de nombres indescifrables a base de sopa de algas y otros productos marinos, verduras, mariscos y carnes. Una sabrosa comida con tintes nostálgicos por una inolvidable experiencia a punto de concluir. En la cena del barco, meseros, cocineros y personal de apoyo desfilan entre las mesas de los comensales, algunos bailando o simplemente agitando servilletas. Un show de agradecimiento que te invitan a un hasta pronto. ♦

2 Comentarios en Cápsulas de viaje | El sorprendente Japón, la historia del futuro

  1. Una excelente descripción de un viaje reciente , realizado por mi cuñado Alfredo y mi hermana Vicky , al irlo leyendo iba viajando junto con ellos , por ese maravilloso país e ilustrado con fotos tomadas por Alfredo

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  2. Avatar de Desconocido EFREN CAMACHO CAMPOS // 16 octubre, 2024 en 10:43 am // Responder

    Muy interesante y las fotos son magníficas…

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