El carnaval en Santiago Zapotitlán, pueblo originario de la Alcaldía Tláhuac

• Para la década de 1960, y después de que el párroco de la iglesia excomulgó a la corte de honor y a los danzantes por no respetar las celebraciones de Semana Santa, comenzó a decaer el carnaval de la región, debido a los cambios sociales y económicos en la comunidad

Por José Daniel Castillo Mancilla

La vibrante tradición del carnaval en Santiago Zapotitlán cobra vida al son del ritmo de la danza de los chinelos y la contagiosa música de banda que marca el inicio del recorrido de las diversas comparsas por las calles del pueblo.

Porque cada año, la Plaza Juárez se convierte en el epicentro de la celebración, en la que los asistentes se congregan para disfrutar del zapateo resonante, las trompetas y los cuetes, señales inequívocas para la comunidad de que el carnaval ha comenzado.

Belleza y prestancia de las mujeres de Santiago Zapotitlán y de los apuestos charros en el tradicional Carnaval. | Fotografías: Dirección General de Desarrollo Social y Bienestar de la Alcaldía Tláhuac

Jóvenes, niños y adultos se reúnen para presenciar el espectáculo, maravillándose ante los danzantes y los integrantes de las cortes de honor que exhiben con orgullo sus trajes y disfraces.

Esta festividad, arraigada en la historia del pueblo, se mantiene como una tradición que ha perdurado desde la época de la Revolución Mexicana.

Desde aquellos tiempos, Santiago Zapotitlán ha sido reconocido por sus danzas y rituales que eran motivo de celebración y alegría para los habitantes de la región. La danza de los azcachichincas, o de las hormiguitas, en particular, se destaca como un antecedente de lo que posteriormente evolucionaría hacia la festividad carnavalesca en la localidad. No obstante, antes de 1930 este tipo de danzas se dejaron de practicar.

Reina y princesas desfilan por calles del pueblo de Santiago Zapotitlán en la Alcaldía Tláhuac. | Fotografías: Dirección General de Desarrollo Social y Bienestar

En la década de los años veinte, después de un reacomodo económico social y cultural en la demarcación, salieron los primeros danzantes, los fundadores de esta tradición, los cuales fueron exclusivamente hombres, debido a que no se permitía la participación de ninguna mujer.

Salían a las calles ataviados con máscaras de cartón, portando cualquier disfraz o ropa vieja que encontraran en casa. Ese fue un carnaval informal, por consiguiente, no hubo carros alegóricos ni trajes bien definidos, tampoco un paso de baile a seguir, la gente sólo iba en busca de diversión. Y la música, debido al arraigo que presentan los usos y costumbres de la comunidad, pudo haber sido la del chinelo, aunque no se tiene testimonio de ello.

Hoy en día es fácil entender por qué los hombres no permitían que las mujeres desfilaran en el pasado, no querían que nadie admirara su singular belleza. | Fotografías: DGDSyB, Alcaldía Tláhuac

La mujer no podía participar en el carnaval del pueblo porque era mal visto por las personas oriundas de Zapotitlán, al igual que los jóvenes, estuvieran brincando por las calles de piedra o por terrenos accidentados. Sin embargo, la situación cambió al momento en que se permitió la incorporación de las mujeres en los primeros bailes de cuadrillas que se efectuaban al final del recorrido en la Plaza Juárez.

Excomulgan a la corte de honor por no respetar la Semana Santa

Para la década de 1960, y después de que el párroco de la iglesia excomulgó a la corte de honor y a los danzantes por no respetar las celebraciones de Semana Santa, comenzó a decaer el carnaval de la región, debido a los cambios sociales y económicos en la comunidad, aunado al gasto que implicaba el desarrollo de la festividad, debido a que los primeros danzantes ya se habían convertido en personas de la tercera edad.

Hasta principios de la década de 1960, los barrios de Santa Ana y Santiago solían celebrar regularmente su carnaval en el período previo a Semana Santa. Sin embargo, a partir de 1961, se produjeron diversos factores que influyeron en el desarrollo del carnaval en la región. En primer lugar, se observó una transformación en el ciclo generacional de la tradición, lo que afectó la participación de niños, jóvenes, adultos y ancianos.

Imágenes que sorprenden a propios y extraños por la belleza de los trajes de charro que portn con gallardía mujeres y hombres, sin excluir a niñas y niños, de Zapotitlán. | Fotografías: DGDSyB, Alcaldía Tláhuac

En el Barrio de Santa Ana, surgió el Club Guadalupano, debido a la mayor solvencia económica de sus integrantes. Aunque originalmente fue establecido con otros propósitos, dicho Club se aventuró a organizar carnavales entre 1962 y 1969. Posteriormente, en 1970, apareció el Club Ateneo Lázaro Cárdenas, seguido por el Club Quinto Sol dos años después. Ambas comparsas pertenecían al Barrio de Santa Ana.

Por otra parte, en el Barrio de Santiago se dejó de celebrar el carnaval, aunque se mantuvieron los recorridos con disfraces. Durante esa época, las mujeres demandaron su derecho de bailar junto a los hombres en el recorrido.

En 1974, lograron su compromiso al participar activamente en el desfile y en la corte de honor. Sin embargo, los hombres preferían llevar acompañantes de otras comunidades, especialmente de la Colonia Miguel Hidalgo y de La Nopalera, por lo que la participación de las mujeres del pueblo siguió siendo mínima. ♦

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