El Peñón de los Baños, un sitio que condensa la historia en el corazón del país

• El libro es una de las últimas obras escritas por Luis Aveleyra Arroyo de Anda, quien fuera director del Museo Nacional de Historia

Oculto hoy en día por el radar del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el Peñón de los Baños es de esos sitios en los que se condensa la historia del corazón del país, devenir que gracias al interés del arqueólogo Luis Aveleyra Arroyo de Anda (1925-2001) fue recuperado del olvido mediante una publicación que destaca los diversos valores culturales que hacen único a este «cerrito feo y pelón».

El Peñón de los Baños y la leyenda de Copil (Conaculta-INAH), es un libro realizado por quien fuera director del Museo Nacional de Historia hasta 1960, muestra de su carácter multifacético en el ámbito profesional y que en un ciento de páginas informa de manera directa desde la evidencia prehistórica encontrada en esta elevación, hasta su uso dado en pleno siglo XX.

Río Consulado en la década de los 60 a la altura del Cerro Peñón de los Baños. | Fotografía: Pinterest

Es este islote pequeño y alto que en el pasado prehispánico y hasta mediados del siglo XIX por estar totalmente rodeado de agua, emergía casi en el centro del Lago de Texcoco, destacando en el horizonte junto con el Peñón del Marqués.

Se trata de un bosquejo histórico, cuya amplitud cronológica y la diversa documentación que maneja –tanto de orden arqueológico como documental y gráfico (códices, mapas y dibujos)–, da testimonio de la disciplina y la pulcritud que siempre caracterizaron las investigaciones del autor.

Para el arquitecto Vicente Flores Arias, el profesor Aveleyra «tuvo el tino de llevar a cabo un estudio que recoge una historia de miles años y capaz de acercar a públicos muy diversos, a fin de revalorar un pasado que se sintetiza en este lugar que actualmente apenas se destaca de la mancha urbana».

«El Peñón de los Baños, ese sitio deslucido por el radar del Aeropuerto Internacional, las viviendas y el paso de los automóviles a sus faldas, es uno de los ejes cosmogónicos de la Ciudad. Desde la fundación de México-Tenochtitlan, junto con los cerros del Marqués y de la Estrella, sirvió como punto de referencia para la traza de las calzadas.

El Cerro de la Estrella y sus alrededores en el año de 1941. | Fotografía: Compañía Mexicana de Aerofoto.

»Lo maravilloso es que ese diseño urbanístico subsiste y rige la disposición de nuestras calles y ejes viales, debido a que se continúo en la época virreinal, y tal cual, aunque un poco maltrecho, ha pasado hasta la actualidad.

«Cabe destacar –dijo– que la primera vez que Luis Aveleyra abordó el tema del Peñón de los Baños fue en el decenio de los cuarenta del siglo XX, en su tesis de maestría: Prehistoria de México. Razón por la que en el libro aborda la presencia de los más antiguos restos humanos localizados ahí, a los que se refiere como el Hombre del Peñol.

»Posteriormente, en la publicación se destaca la incorporación del cerro a la historia de los mexicas, bajo el término náhuatl de Tepetzingo, luego de su larga peregrinación desde Chicomoztoc. Así, arribaron a este lugar antes de establecerse en Chapultepec, y es en él donde dirimen una serie de problemas intergrupales e interfamiliares que dejan plasmados en la leyenda de Copil.

El Cerro del Peñón en fotografía completa. | Fotografía: Compañía Mexicana Aerofoto, SA

»Una vez instalados en México-Tenochtitlan, pleitos de orden territorial con Tlatelolco por la explotación de los recursos lacustres, influyen para que se elabore un códice donde aparece de manera relevante el Tepetzingo, el mapa topográfico más antiguo del continente conocido hasta hoy».  

A decir de Flores Arias, el códice mapa es un documento en el que Cuauhtémoc, un año antes de caer en manos de los conquistadores españoles, deja zanjadas estas diferencias. «El códice mapa es un documento del siglo XV, en el que se reitera la soberanía mexica sobre dicho territorio».

La historia de El Peñón de los Baños y la leyenda de Copil, prosigue en la época colonial y la moderna con el  trastorno del orden natural; de tal manera que el espejo de agua desapareció de sus alrededores, poblándose con rapidez su lecho seco.

«Aquí cabe anotar que fue en el siglo XVII cuando se erigió en el Peñón, una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe para la curación de los enfermos que acudían a las aguas termales del sitio, y que es anterior a la del Pocito ubicada en la Villa levantada en honor de esta advocación. Es una de tantas historias que el lector descubrirá a través de este maravilloso libro».

Baños termales y aguas minerales del Peñón de los Baños. | Fotografía: Mauricio Marat

El especialista precisó que en el México antiguo, el entorno natural del Peñón de los Baños fue modificado con estructuras arquitectónicas para que los emperadores mexicas disfrutaran de sus aguas termales. Con la llegada de los españoles se pidió la exclusividad del uso para la visita de los viajeros, bajo la creencia de sus propiedades medicinales.

«El problema fueron las instalaciones que nunca hasta la última década del siglo XIX, estuvieron a la altura de sus habitantes, durante ese lapso se construyeron edificios de lujo y se inició el embotellamiento industrial del agua para su venta, esto no por mucho tiempo.

«De tal manera –concluyó Vicente Flores–, que el siglo XX es testigo de su decadencia y olvido, como señala Luis de Aveleyra en El Peñón de los Baños y la leyenda de Copil. Sin duda, un regalo invaluable que nos dejó para revisitar este espacio tan olvidado y tan importante, y que debe sobrevivir en nuestra memoria histórica».

El mito del Corazón de Copil

Según el relato, Huitzilopochtli mandó derrocar a su sobrino Copil, quien se había sublevado en venganza del abandono que sufriera su madre, Malinalxóchitl, por parte del dios guerrero. Tras matar a Copil, Huitzilopochtli mandó a sus sacerdotes a que le llevaran su corazón y lo tiraran en un lugar sagrado entre los tulares; del corazón de éste brotaría el nopal en que se posaría un águila, señal inequívoca para fundar México-Tenochtitlán. ♦

Portada del libro

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