‘Tláhuac, te quiero bonito’, iniciativa donde hay comunidad, color y corazón

• Cada jornada de reforestación y embellecimiento es una fiesta distinta. No hay luces ni escenario, pero sí una energía especial que transforma

Por: Andrea Ilhuicatzi | Fotografías: Tláhuac sonríe

¿Quién dijo que cuidar tu barrio no podía ser divertido? En Tláhuac, los tequios son la prueba de que transformar tu comunidad también puede ser un gran plan para un fin de semana.

Aquí, cada jornada de reforestación y embellecimiento es una fiesta distinta. No hay luces ni escenario, pero sí una energía especial que transforma. Transforman espacios, sí… pero también corazones.

Los tequios en esta alcaldía no son eventos cualquiera. Son encuentros llenos de risas, de trabajo en equipo, de manos embarradas de tierra pero también de orgullo. Todos participan, desde niñas y niños que pintan como si el pavimento fuera lienzo, abuelas que siembran plantas con tanto cariño como si fueran sus nietos, y jóvenes que con una pala en la mano y audífonos en los oídos hacen vibrar todo el barrio.

Los tequios en esta alcaldía no son eventos cualquiera

«Me parece precioso el propósito que hay, dentro de todo es el embellecimiento de la alcaldía, ya que hace falta, áreas verdes en los jardines, para la gente, para la comunidad, las familias…», vecina de Tláhuac.

En los tequios todos participan, desde niñas y niños, jóvenes y adultos

Un tequio no es solo reforestar. Es darle valor a lo cotidiano. Es mirar una jardinera y pensar «esto lo hicimos juntos». Es pasar por una calle limpia y sentir orgullo. Es recordar que lo común también puede ser hermoso cuando se cuida.

Esto es darle valor a lo cotidiano

En cada jornada, se siembra un árbol… pero también un montón de cosas invisibles: confianza, solidaridad, cariño por lo nuestro.

Es hacer lo común, hermoso

«Nos unimos a toda la comunidad de Tláhuac, a todos los barrios a que pongamos nuestro granito de arena a colaborar a cuidar los jardines», vecina de Tláhuac.

Vecinos se unen para cuidar jardines

En un tequio, las jardineras se llenan de flores, sí, pero también de memorias. Porque aquí, lo que se construye no es solo un lugar más bonito: es una generación que sabe que el barrio se cuida, que la comunidad se defiende, que las cosas cambian… cuando las personas se organizan.

Las jardineras no sólo se llenan de flores, sino también de memorias

Y quizá eso es lo más poderoso de todo: saber que, gracias a estos tequios, hay niños y niñas que crecerán creyendo que transformar el mundo comienza por sembrar una semilla en su calle.

«Me parece muy buena idea, venimos con nuestros niños aquí a hacer esta actividad, y aunque están chiquitos, están ahí ayudando a apalear la tierra. Está muy bonito para ellos paras que puedan ir plantando su primer arbolito y pues ver cómo funciona la vida desde el principio de los arbolitos y los cuiden de esa manera», madre de familia y vecina de Tláhuac.

Así que ya sabes: en Tláhuac, el tequio no es tarea… es fiesta comunitaria. Con tierra, colores, música, sonrisas y esa emoción que solo se siente cuando haces algo que vale la pena, con tu gente. ♦

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