Gran variedad de flora prehispánica cultivada en 8 jardines del Valle de México
Tenochtitlan, Texcoco, Tepetzingo, Chapultepec, Iztapalapa, Coyoacán, Xochimilco y Oaxtepec fueron espacios en los que existieron magníficos jardines propiedad de los gobernantes prehispánicos. Ahí se cultivaban diferentes plantas alimenticias, ornamentales y medicinales, además de hortalizas, árboles frutales y una gran variedad de especies de la flora mesoamericana que fueron traídas de distintos lugares del Valle de México.
Así lo da a conocer la etnóloga Dora_Sierra_Carrillo, en su estudio Plantas, Ofrendas y Rituales en el Centro de México, en el que asegura que Xochimilco en particular, desde tiempos muy antiguos, ha sido invernadero y sembradío de flores, así como uno de los lugares predilectos de los habitantes de Tenochtitlan para venerar a sus dioses.
«Cada uno de los jardines –añade–, recibía especial atención y en ellos se sembraban especies medicinales como copal, zapote y tabaco; y comestibles como maíz, frijol, calabaza, amaranto, chile y tomate. Estas últimas reflejan el valor nutricional de la dieta básica prehispánica. Y por último las consideradas sagradas: maíz, maguey, hule, algodón, chía, tule y pericón».
También se cultivaban plantas silvestres, las cuales eran objeto de singular atención por sus propiedades curativas, las cuales se ofrecían a los antiguos habitantes de Mesoamérica para sanar casi cualquier clase de enfermedades.
La abundante flora que ofrece el suelo mexicano, es el resultado de la estrecha relación que los pobladores de este territorio han mantenido con su medio ambiente desde tiempos muy remotos. Es indudable que los habitantes del México antiguo, a partir de la observación del ciclo de la naturaleza y la división que ellos hicieron del año (épocas de seca y de lluvias), generaron un mundo de dualidades taxonómicas que incluía todo lo existente.
Debido a ello, asegura la maestra Dora Sierra Carrillo, actualmente se sabe del enorme conocimiento y dominio del mundo vegetal que tuvieron estos pueblos, así como las bondades de la planta y, por tanto, el valor nutricional de su dieta básica conformada por maíz, frijol, calabaza, amaranto, chile y tomate.

Los mencionados ocho jardines fueron determinantes en la propagación de las plantas que formaron parte importante de la vida del mundo prehispánico, debido a que como se refirió con anterioridad, muchas de ellas no existían en el Valle de México, hasta que fueron cultivadas en esos plantíos.
El acarreo de flora mesoamericana fue un suceso intencional por intercambio y compra, pues los habitantes prehispánicos ya habían descubierto sus propiedades curativas alimenticias y hasta mágicas, por lo que deseaban sembrarlas y cosecharlas en los terrenos cercados y poder disponer de ellas en cualquier momento.
Gracias al variado clima del lugar eso fue posible y en muy poco tiempo formaron parte de la flora de la gran ciudad, inclusive pueden observarse muchas de ellas actualmente, finalizó la etnóloga. ♦

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