‘Cómo acercarse a la ciencia’, libro básico de Ruy Pérez Tamayo, escrito en 1989
Por Efrén Camacho Campos*
Con la desaparición física de la científica Julieta Norma Fierro Gossman (1948-2025), acaecida el día 19 de septiembre, aparte de lamentarnos por tan invaluable pérdida, queda preguntarnos quién realizará ahora de manera tan entusiasta, como lo hacía ella, la divulgación de la ciencia. De por si el cariño es poco y los medios masivos, contradictoriamente, no ayudan mucho en la materia, por lo que no queda otra más que las instituciones de educación superior sigan fomentando esta función entre los estudiantes y, asimismo, la amplíen fuertemente entre la población en general, utilizando todos los medios a su alrededor, donde indiscutiblemente la edición de libros en versión económica sobre temas científicos es una buena estrategia, probada desde hace ya varios años.
Quién no recuerda haberla visto en sus cápsulas científicas, donde la autora de más de 40 libros de divulgación de la ciencia, «acercó todo el conocimiento a los niños y jóvenes. Asimismo, participó en la elaboración de programas educativos, talleres y festivales de ciencia».
En el sitio web El universo en palabras: Los libros más destacados de Julieta Fierro, se señala que ella «escribió sobre cómo las estrellas nacen, evolucionan y mueren, y cómo en esos procesos se forjan los elementos químicos que forman parte de todo lo que conocemos, incluida la vida en la Tierra. Le apasionaba explicar que el universo está en constante transformación y que los átomos que hoy conforman a los seres humanos se crearon en el interior de antiguas estrellas». Descanse en paz.
Para quienes ya tenemos un buen kilometraje recorrido, trato de recordar con precisión si en la secundaria y en la preparatoria, se nos transfería de manera explícita qué es la ciencia, la tecnología, la investigación y el desarrollo, a efecto de que a la hora de decidir el área del conocimiento por la cual deberíamos encaminar la formación profesional, llego a la conclusión de que no, pero estoy hablando de los años 60 y 70; en aquella época, sin temor a equivocarme, cursábamos las materias sin un hilo conductor que nos permitiera visualizar la interconexión entre ellas y, de esta manera, contar con un marco de referencia claro y amplio, es decir, con buena información para una mejor decisión (¿cuántos de aquellos compañeros de escuela hubiéramos sido, a lo mejor, buenos científicos? En la actualidad, esta brecha, la de acercar a los niños y jóvenes a la ciencia, se ha venido reduciendo, lo veo al orientar a mi nieto a investigar temas de carácter científico, lamentablemente utilizando las tecnologías de información disponibles en casa y no como en nuestros tiempos, en los cuales teníamos que desplazarnos a las bibliotecas públicas, generalmente establecidas en el centro de la Ciudad de México, entre las que recuerdo con mucho agrado la de la Ciudadela y la del Congreso de la Unión.
Pues bien, ya entrado en los recuerdos y bajo la convicción de que los libros son una herramienta poderosísima para cambiar esquemas y el de la ciencia es de suma importancia, comparto ahora con ustedes una vieja lectura que realicé hace ya algunos lustros, pero no por ello obsoleta, sino todo lo contrario. Se trata de un libro escrito por otro afamado investigador mexicano, Ruy Pérez Tamayo, médico cirujano por la UNAM, graduado en 1953. La obra en cuestión se titula precisamente Cómo acercarse a la ciencia, con un lenguaje asequible para toda persona que tenga el interés de adentrarse en este tema.

El año de su publicación data del año 1989, por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en coedición con el Fondo Editorial de Querétaro y la Editorial Limusa, S.A. de C.V., consta de 150 páginas, distribuidas en tres apartados: «Una definición de la ciencia»; «Algunos aspectos de la ciencia», y «La metodología de la ciencia». De acuerdo a la contraportada, el objetivo fundamental de esta obra es «proporcionar una visión acerca de la estructura de la ciencia, de manera sencilla y atractiva».
La verdad es que la lectura de este libro resulta muy enriquecedora, sobre todo para quienes queremos despertar en nuestros hijos o nietos, un interés verdadero por la ciencia y la tecnología, como apalancamiento para un desarrollo eficaz y efectivo de nuestro país y dejar de depender gradualmente de tecnologías externas. El libro en cuestión deja muy claro que la ciencia es lo que se necesita hacer para saber y, por ende, la tecnología es lo que se necesita saber para hacer. ¡Hasta la próxima!
__________

* Efrén Camacho Campos. Nació en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, el 18 de junio de 1954. Radica en la ciudad de Aguascalientes desde el año 2014. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación, generación 1974-1978, por la UNAM. Estudió la Maestría en Administración (Organizaciones), en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Administración de la UNAM, donde obtuvo mención honorífica por su trabajo de tesis denominada Administración del Conocimiento en una Institución de Investigación y Desarrollo Tecnológico. Caso: Instituto Mexicano del Petróleo. Asimismo, cursó estudios de Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras, así como varios cursos especializados sobre Recuperación automatizada de información en bases de datos para la industria petrolera, en el país y en el extranjero.
Fue reportero en diversos medios de comunicación como El Heraldo de México. Instructor de personal bibliotecario de Petróleos Mexicanos, en el tema de organización y automatización de materiales bibliográficos. Facilitador de equipos de trabajo para elaborar planeación estratégica, así como para la puesta en operación de sistemas de administración del conocimiento. Ha sido capacitador para la industria petrolera en temas relacionados con la organización de bibliotecas, manejo de bases de datos para la industria petrolera, formación de equipos de trabajo y visión conjunta, integración de laboratorios de planeación estratégica, Ha fungido como asesor de tesis de licenciatura y de maestría.

Deja un comentario