«Gambeta corta», un clásico de la literatura futbolística de nuestro país

• El libro, recopilación de textos publicados por el escritor Jaime Muñoz Vargas en Milenio Diario, es un caudal de información balompédica para el indocto aficionado a este deporte

«Escribir sobre futbol ha sido para mí una práctica muy grata, tanto como jugarlo en los tiempos cada vez más lejanos de mi buena condición física», apunta el escritor Jaime Muñoz Vargas en su relato «Saltar sobre la cancha», primero de una serie de medio centenar de textos que fueron publicados en el diario Milenio Laguna y que fueron compilados y publicados en el libro Gambeta corta, selección de cascaritas periodísticas (Ayuntamiento de Torreón 2019-2021).

El escritor lagunero (Gómez Palacio, Dgo., 1964), reconoce que escribe sobre futbol «cada vez que se atraviesa la ocasión, cada vez que hay algo en el ambiente, un olor a mucho gol o mucha liguilla o mucho mundial», y como el próximo año se llevará a cabo la vigésima tercera edición de la Copa del Mundo con una serie de partidos en nuestro país y el resto en los Estados Unidos y Canadá, y como es costumbre en nuestro medio de comunicación abordar temas de futbol, hoy comenzamos con el libro de Muñoz Vargas.

Para él, su afición por el futbol comenzó cuando «la Máquina –el Cruz Azul– era la Máquina», luego de quedar en la orfandad de aficionado tras la desaparición del Club Laguna, la Ola Verde, y los Diablos Blancos del Torreón, y recuerda al mejor narrador de la época, Ángel Fernández, en la transmisión televisiva de los partidos de los cementeros.

Aunque tiempo después regresó el futbol de primera división a la Comarca Lagunera con el Santos~Laguna, equipo que le permitió desarrollar, con su prosa fluida y certera, su teoría exprés: «…si en La Laguna está perro que el verde tenga vida, si no hay árbol que no muestre mucho o poco los estragos del sol calcinante y del polvo que le mata el color, los santistas representan el verde de mayor intensidad y mayor éxito en el desierto que nos abrasa».

A través de sus prolíficos escritos, aprovecha su vivencia futbolera –vividas o imaginadas– para incluir en ellos testimonios de escritores para quienes el futbol fue un tema de singular importancia en sus vidas, como el argelino Albert Camus, quien en su texto «Lo que le debo al futbol» escribió que lo jugó varios años en la Universidad de Argel y cuando en 1940 volvió a calzarse los zapatos, descubrió que lo que más sabía acerca de moral y las obligaciones de los hombres se lo debía al futbol.

En otro artículo, aborda lo que viejos cronistas futboleros calificaron como la «magia de Garrincha» (Manuel Dos Santos, 1933-1984), por aquello de improvisar quiebres de cintura y hacer trucos inusitados con el balón, aun cuando era zambo y tenía una pierna seis centímetros más larga que la otra, y a quien el cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa cantó el candombe que compuso Manuel Picón. «Lo lleva atado al pie, como una luna atada al flanco de un jinete, / lo juega sin saber que juega el sentimiento de una muchedumbre», / y le pega tan suave, tan corto, tan bello, / que el balón es palomo de comba en el vuelo, / y lo toca tan justo, tan leve, tan quedo, / que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo, / ¡y se estremece la gente, / y lo ovaciona la gente.

A través de diversos artículos, Jaime Muñoz Vargas recuerda a futbolistas que una vez en el retiro, se revelaron como «tipos pensantes» por escribir uno o varios libros, o incursionar en la política y ocupar cargos en los ministerios del deporte en gobiernos sudamericanos. Es el caso del medio campista argentino Claudio Alberto Morresi (ex jugador del Santos Laguna y autor del texto «30 mil voces» en el libro Tiros libres, el futbol en cuentos, poemas y crónicas[1]), en la que comparte créditos con autores (entre muchos más) de la talla de Juan Sasturain, Eduardo Sacheri, Eugenio Mandrini, Juan José Panno, Juan Villoro, Rafael Alberti y Jorge Bocannera (compilador).

Colección Sergio Rojas

Mientras en México el menú es más variado, apunta Jaime Muñoz Vargas, porque cualquiera puede gustar, sin conflicto de intereses, del futbol en primer lugar, y luego del beisbol, del basquetbol, del futbol americano, del box o de la lucha libre, en Argentina el deporte es el futbol, sólo el futbol, «exclusivamente, apasionadamente, fanáticamente el futbol. Pocos se libran».

Reseña aparte, el escritor dedica un espacio al escritor más importante de América Latina: Jorge Luis Borges, y su animadversión al futbol. Recoge lo plasmado en el libro El humor de Borges, de Roberto Alifano, y la respuesta que dio a éste cuando le preguntó si nunca le había atraído el fútbol –nótese que ahora sí la palabra lleva tilde en la ú–. «No, nunca. Yo no entiendo cómo se hizo tan popular el fútbol. Un deporte innoble, agresivo, desagradable y meramente comercial, que interesa menos como deporte que como generador de fanatismo. Lo único que interesa es el resultado final: yo creo que nadie disfruta con el juego en sí, que también es estéticamente horrible, horrible y zonzo. Son creo que once jugadores que corren detrás de una pelota para tratar de meterla en un arco. Algo absurdo, pueril, y esa calamidad, esa estupidez, apasiona a la gente. A mí me parece ridículo».

Sin embargo, Alifano apostilló.

—Sin embargo, es el deporte más popular.

—Y, sí, porque la estupidez es una cosa popular. Y eso lleva a la gente al insulto, a la calumnia, a la humillación. Porque siempre los que ganan se burlan de los que pierden –refirió Borges.

El caso es que en sus entregas periódicas a un diario lagunero, Jaime abordó el tema del fervor futbolero más extendido en México: el antiamericanismo, cuyo origen se remonta a los años setenta, cuando la empresa Televisa, propietaria del equipo, impulsó una campaña permanente de celebración de todo lo que esta oncena hacía en la cancha, y remachaba con otra campaña que devaluaba y ocultaba todo lo que hacían los demás clubes.

En Gambeta corta, Muñoz Vargas hace mención de cuanto escritor o ex jugador de futbol han escrito acerca de este deporte espectáculo, a partir de Jorge Valdano, quien fue campeón del mundo junto con Diego Armando Maradona en 1986.

«…Su posición de estrella internacional –escribe en su entrega ‘Las palabras y los goles’– y su buena pluma propiciaron que muy pronto los lectores fijaran su atención en él y en estilo para describir algo que la crónica habitual no había logrado: el futbol también podía ser dicho con literatura, con buena prosa, con imágenes que añadieran poesía a un tema generalmente con dimes y diretes pedestres».

En resumidas cuentas, Gambeta corta. Selección de cascaritas deportivas es un clásico de la literatura futbolística en nuestro país. Aporta un caudal de información balompédica al indocto aficionado que difícilmente encontrará en las transmisiones televisivas de un partido de futbol. De ahí que uno no deje de imaginar lo que sucedería si tan solo por un día Jaime Muñoz Vargas fuera contratado por una empresa televisiva para narrar un partido de futbol. Sin duda alguna se tendría a más aficionados interesados por encontrar su identidad cultural y futbolera. Algo así como en su momento hizo, aunque con brevísimas cápsulas durante el desarrollo de un partido, el narrador para la radio de los partidos del Santos~Laguna, Emilio Fernando Alonso.

Desconocemos si la edición de la obra fue agotada o si aún se encuentra a la venta en alguna librería, por lo pronto, y ante la inminente celebración de otra Copa del Mundo en nuestro país, regresaremos a Gambeta corta para acabar de nutrir nuestra cultura futbolística. ♦


[1] Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Colección Desde la Gente, Buenos Aires, 2002.

Portada del libro de la autoría de Jaime Muñoz Vargas

Deja un comentario