El rostro de la muerte. Las máscaras de las festividades rurales mexicanas
Artículo publicado en la Revista Nosotros búmero 98 de noviembre de 2006
Para la coleccionista Estela Ogazón las máscaras de las danzas mexicanas, además de ser objetos «significativos, bellos y baratos», esconden tras de su colorido y talla la oportunidad de trascender nuestra identidad.
Ella es la dueña de la máscara que presentamos en nuestra portada del número 98 de la edición impresa de la Revista Nosotros –correspondiente al mes de noviembre de 2006–, y que formó parte de la muestra El rostro de la muerte en las danzas mexicanas, que se presentó en 2005 en el Museo del Templo Mayor.
Estela Ogazón –habitante de uno de los barrios tradicionales de Azcapotzalco–, explicó que estas piezas elaboradas en múltiples materiales como papel, cartón y diversas maderas, refieren en sí mismas un saber ancestral y un devenir todavía presente.
Algunos datos recientes señalan que en México todavía se bailan más de 500 danzas, en las que la utilización del rostro de la muerte –de manera especial– no se limita a la conmemoración de los difuntos, sino a varias festividades, y su presencia, de acuerdo con algunos especialistas, deriva de autos moralizantes cuyos inicios se remontan a la Colonia.
En la colección de Estela Ogazón se encuentra una máscara de origen yaqui, con alrededor de tres siglos.
Por lo que toca a las fiestas patronales, estas celebraciones en los espacios rurales suelen estar relacionadas con la santificación de las siembras y las cosechas. En ellas se realizan danzas en las que son comunes los personajes con el rostro de la muerte.
Para la Semana Santa el rostro de la muerte encarna generalmente en la figura de los fariseos, quienes son señalados en la tradición católica como «guías de ciegos», por considerárseles alejados de la fe y la espiritualidad, que son representados de manera multicolor a través de personajes con cuernos y efigies duales, entre otros.
Mientras que en el carnaval son recreados escenarios míticos donde viejos, muertos, mujeres y diablos son protagonistas.
Con relación al Día de Muertos cabe destacar que, si bien reúne elementos prehistóricos, recientes estudios han demostrado un gran arraigo en las tradiciones españolas adoptadas en el Virreinato. ♦


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