La conmemoración de días de muertos en Guerrero, Tlaxcala y Puebla

• En esas tres entidades destacan diversas características de la conmemoración que son propias de cada lugar, aunque en otras se dan muchas similitudes

Revista Nosotros número 98 | Noviembre de 2006

Guerrero

En Iguala y Teloloapan los festejos y conmemoración de difuntos tienen curiosa particularidad: llegadas las fechas 1 y 2 de noviembre las familias colocan en lugares visibles de sus casas algo que llaman «ofrenda», y que difiere mucho de lo que estamos acostumbrados a ver los que no pertenecemos a esas comunidades.

Las ofrendas son una especie de alegorías o cuadros plásticos en los que se rememora la forma en que murió la última persona de la casa; esto es, que si fue atropellado van a colocar un altar con la foto del muerto, así como una escenificación de la forma en como ocurrió el accidente, valiéndose de muñecos (a veces fabricados por familiares) y camiones o autos de juguete. Incluso, en algunos casos la ofrenda se acompaña de un fondo musical en vivo o con grabaciones.

Se les llama «ofrendas» porque al difunto se le colocan los alimentos y bebidas que disfrutó en vida. El día dos de noviembre la ofrenda es llevada al panteón y ahí se deja. Si desaparece, los dolientes estarán aún más contentos por creer que su difunto salió y se dio un gran banquete.

Cuando la familia es pobre la representación es pequeña y modesta, pero cuando tiene una posición acomodada la ofrenda ocupa el patio de la casa. Muchas veces los cuadros plásticos se complementan con personas, participando hasta ocho o 10 en una especie de «teatro mudo».

A los visitantes se les obsequia pan de muerto, arroz con leche, dulce de pepita de calabaza, tamales, chocolate, mole, mangos, plátanos, café, agua, sal, panqué de arroz, semitas (pan relleno de panocha o piloncillo); así como el platillo y bebida favoritos del difunto. No faltan las flores de cempasúchil, la fotografía del difunto y los perritos de barro (usados para cruzar al otro mundo).

En la fotografía superior se aprecia una ofrenda guerrerense premiada en el concurso realizado por la Universidad Tecnológica del Mar de esa entidad.

Tlaxcala

En la ofrenda mestiza del estado de Tlaxcala el visitante podrá admirar la conjugación de elementos indígenas con las costumbres de la religión católica, que los españoles trajeron al nuevo continente. Los festejos dan inicio el 28 de octubre, día dedicado a las ánimas de los accidentados o de los que murieron en desgracia. Al mediodía los familiares del difunto colocan una ofrenda en el altar de la casa en que vivió, rezan con una letanía y, posteriormente, van a adornar con flores la tumba del finado y el lugar en donde perdió la vida.

Los altares como este, tradicionalmente se instalan desde el 28 de octubre y se levantan el 2 de noviembre. Fotografía: Secretaría de Cultura

El 29 de octubre arriban las ánimas de los niños del Limbo, a donde van todos aquellos que murieron sin recibir el bautizo.

El 31 de octubre, día dedicado a los niños muertos, en la mayoría de las casas son colocadas las ofrendas a las doce del día en una mesa cubierta con un petate, a manera de mantel. Se invocan primero a las ánimas de los niños de la familia, después se ponen piezas pequeñas de pan de muerto, fruta, tamales y cirios para los niños huérfanos.

El primero de noviembre al mediodía, sobre un petate tendido en el piso, se pone la ofrenda para los familiares muertos a quienes se les invoca. A un lado de la ofrenda se colocan otros platos que sirven para las ánimas a las que no se les puso ninguna ofrenda.

A las 12 del día del 2 de noviembre las ánimas de los difuntos se retiran del que fue su hogar. Las campanas dejan de repicar y las personas realizan un intercambio de ofrendas que consiste en una canasta con pan de muerto, fruta y una olla de mole. A los niños generalmente les tocan juguetes, mientras que los adultos reciben los enseres domésticos de las ofrendas.

Puebla

La ofrenda urbana del estado de Puebla, colocada para recordar a los difuntos, contiene elementos coloniales como talavera, un reclinatorio, una mantilla de Manila y hasya la fotografía de los abuelos; estos elementos marcan la tradición solamente en la Angelópolis.

Inmenso altar por Día de Muertos, el mayor atractivo de Huaquechula. Fotografía: Poblanerías.com

La gente en Puebla acostumbra recibir a sus muertos orando y construyendo altares con ofrendas personales y familiares en las casas, para luego trasladar lo ofrendado al cementerio, en un segundo acto de homenaje y convivencia con los difuntos.

Se elaboran altarcitos de muerto en madera y papel picado, con calaveras de azúcar y panes, frutas, verduras y palomitas de jamoncillo (pasta de pepita de calabaza).

Para adornar los altares dedicados a los niños difuntos se hacen dulces de «alfeñique» con azúcar, de variadas formas: animalitos, canastitas de flores, zapatos, «ánimas» y ataúdes.

El 28 de octubre se conmemora a los que fallecieron atropellados; el 29 a los que perdieron la vida violentamente; el 30 a los que murieron ahogados, u el 31 a los niños muertos; mientras que el uno y dos de noviembre es el día dedicado a todos los difuntos. ♦

Portada de la Revista Nosotros número 98 correspondiente al mes de mnoviembre de 2006

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