Ciencia y paciencia en restauración de la máscara de Pakal

• Laura Filloy Nadal repasó lo sucedido con esa pieza emblemática

El proceso de restauración de la máscara funeraria del gobernante maya, K’inich Janaab’ Pakal, a principios del siglo veintiuno, dio pie a que se revisaran acervos del INAH, de cómo estaban montadas las máscaras mayas y que se replanteara cómo debían de armarse, señaló la restauradora Laura Filloy Nadal.

«Hoy sabemos que la máscara perteneció a un gobernante específico, enterrado en esa pirámide, cuyo nombre es K’nich Janaab Pakal; las inscripciones indican que nació el 23 de marzo de 603 d.C., y que comenzó su reinado, el cual fue largo, alrededor del año 615 d.C., y también que murió bastante mayor, en 683 d.C.», indicó.

Máscara en el momento de su descubrimiento, 1952. Templo de las Inscripciones, Palenque. Fotografía Arturo Romano

 Al hablar de la restauración de una máscara de jade utilizada por un gobernante maya, con «ciencia y mucha paciencia», la especialista recordó a Alberto Ruz L’huillier, quien excavó en el Templo de las Inscripciones de Palenque, Chiapas, durante 1950.

Interior de la cripta del Templo de las Inscripciones. Fotografía INAH

Como a principios de 2000 la máscara había salido pocas veces de la Sala Maya del Museo Nacional de Antropología, al revisarla se notó que tuvo modificaciones a través del tiempo y restaurada en diversas ocasiones, por lo que a partir de ese momento comenzaron a replantearse cómo se debía intervenir, puntualizó la especialista.

Portada del libro

Debajo de las teselas, expuso, aparecieron diversos materiales, como capas de espuma de poliuretano, plastilina y pastas de colores ocre, rojo y amarillo, que fueron utilizadas para fijar las piezas de jade que constituyen la máscara.

Templo de las Inscripciones en los años 50. Fotografía INAH

«Teníamos diapositivas e información de cuando Ruz, en 1952, registró la máscara, y pudimos ver que originalmente había estuco –mezcla de argamasa, de cal y de arena–, el cual fue utilizado, quizá, para pegar las teselas», abundó.

La restauración de la pieza requirió el trabajo colaborativo de distintos especialistas, no solo de restauradores, sino de expertos en distintas ramas de la antropología, para sustentar teóricamente la transformación de la pieza.

Frente de la máscara de Pakal ya restaurada. Fotografía Ignacio Guevara | INAH

Así, en noviembre de 2001, en San Ildefonso se presentó un montaje provisional cerámico y, una vez terminada la exposición, cuando la máscara regresó al Museo Nacional de Antropología, se hizo el montaje en resina acrílica, el cual permanece hasta hoy.

Laura Filloy Nadal, investigadora del INAH. Fotografía Mauricio Marat

«En aquel entonces, decidimos colegiadamente que sería interesante que el público pudiera ver ese último momento, esa colocación cuidadosa del cuerpo del gobernante, en el periodo Clásico Maya (250-1000 d.C.), con cada una de estas partes del ajuar de jade que le fue colocado», comentó la restauradora.

En sesión virtual y ante la audiencia remota de diversos lugares del país, como Coahuila, Morelos, Nuevo León, Guerrero, Aguascalientes y Querétaro, Filloy Nadal invitó a leer Misterios de un rostro maya. La máscara funeraria de K’inich Janaab’ Pakal, obra coordinada por ella; además, adelantó que está en imprenta su libro Pakal El Grande. Soberano maya de Palenque, editado por el Fondo de Cultura Económica. ♦

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