La leyenda de Copalhuaca. Relatos de los abuelos de Cuauhtenco

• Debajo del ahuehuete, el árbol de tejocote o en la barranca, a la media noche, habrá quien le espere con los brazos abiertos

Por Eugenio Raúl Ramírez Retana | Revista Nosotros Núm. 103 | Mayo de 2007

Copalhuaca es el nombre de un parque ubicado al poniente del pueblo de San Salvador Cuauhtenco, delegación Milpa Alta, en la zona limítrofe con Xochimilco, cuyo significado está relacionado con lo mítico-religioso del pueblo prehispánico, pues significa «los poseedores del copal».

Los habitantes del lugar dan cuenta de varios sucesos que se estrechan con la historia, la leyenda y el cuento. Al escucharlos se pasa de lo real a lo increíble, de manera que para los pobladores lo que sucede ahí simplemente es parte de la vida cotidiana.

Los relatos de los abuelos nativos de Cuauhtenco refieren que en Copalhuaca un día la población desapareció, probablemente debido a una epidemia que azotó el lugar, otros más comentan que en el sitio donde se encuentra una barranca cercana a Copalhuaca existió un teocalli, es decir, un templo prehispánico, y que en algún momento éste fue destruido totalmente por una tormenta, afectando la vida de sus habitantes. Fue tan estridente la tormenta que a partir de ese tiempo se formó la actual barranca que atraviesa Copalhuaca.

Los pocos sobrevivientes emigraron, asentándose como a cinco o seis kilómetros al norte, donde fundaron un nuevo pueblo, que posiblemente sea Ahuayucan, «donde existen encinas» (San Andrés), perteneciente a la delegación Xochimilco.

Como prueba fehaciente de la existencia de Copalhuaca, han sido encontrados pedazos de cerámica demasiado gruesa, obsidiana, huesos fosilizados donde posiblemente enterraron a sus muertos, y piedras bien labradas de material volcánico diferente al del lugar.

A todo esto podemos observar un singular árbol de ahuehuete, «viejo del agua», por consiguiente histórico. «Es aquí donde en los tiempos de la revolución colgaron a varios carrancistas. Eran los carranclanes», platicaban los abuelos de Cuauhtenco.

En la revolución armada los pobladores vigilaban día y noche desde Copalhuaca la entrada de los carrancistas. Al detectar su llegada daban la alarma a la población y los zapatistas los hacían huir. Los que eran tomados como prisioneros los colgaban en el ahuehuete.

A escasos 10 metros de este árbol pasa la barranca antes citada, que precisamente lleva el nombre de Copalhuaca, de donde la leyenda cuenta la muerte de una persona, considerada hace ya algún tiempo como la más rica de Cuauhtenco. Se dice que fue compadre del general Emiliano Zapata, y que fue muerto por un ahijado suyo. Otros más dicen que lo mataron en el camino a Xochimilco. Como haya sucedido, el hecho es que en ese lugar de Copalhuaca quedó su cuerpo sin vida.

Cabe señalar que por estos lugares las actividades económicas consistían básicamente en la venta de pulque, es por esto que existía una infinidad de magueyes. La venta daba inicio a temprana hora, a partir de las seis de la mañana, los vendedores pasaban con sus recuas cargadas de pesados cueros llenos de pulque por Cuauhtenco, rumbo a los pueblos de San Francisco Tlalnepantla y San Miguel Topilejo.

Se cuenta que en cierta ocasión dos de estas personas originarias del pueblo de San Pablo Oztotepec perdieron la vida en Copalhuaca. Tenían como gusto participar en fiestas, convivían como si fuesen invitados especiales. Al regresar por el camino estrecho disfrutando de su borrachera se quedaron profundamente dormidos sobre los aparejos de sus caballos, y al pasar por la citada barranca estos sujetos despeñaron estrepitosamente con todo y sus animales de carga, desde una altura de siete metros, perdiendo la vida. Esta tragedia, como otras más, la gente se las carga al diablo, pero en este caso es obvio que fue por el pulque que habían ingerido con exageración.

En la actualidad, el paraje de Copalhuaca sigue siendo un lugar donde se han presentado casos inexplicables.

En el año de 2002 fue construido un puente sobre la barranca por donde circulan actualmente todo tipo de vehículos, muy cerca del ahuehuete. Comentan los vecinos que al pasar por el puente, entrada ya la noche, es casi seguro que uno se espante. Muy cerca de ahí se localiza una modesta casa de la que según platican sus moradores, en ocasiones tanto la televisión como la radio se sintonizan por sí solos.

Por otra parte, un vecino de nombre Marcelo platicó que al pasar de noche montado en su bicicleta, sintió que no avanzaba, como si llevase en la parte trasera a un pasajero cuyo peso le impedía pedalear con normalidad.

En ese tramo se encuentra un árbol de tejocote, ahí se escuchan voces, como si se tratase de una reunión de amigos, pero al buscar a los platicadores no encuentra uno nada.

Otra más. Se comenta que al pasar por el puente en la noche, hay quienes sienten como si llevaran cargando algo, se les dificulta caminar, les cuesta trabajo avanzar y al llegar a la esquina cercana desaparece esa sensación de pesadez.

En la barranca encontramos una entrada natural, hay quienes aseguran que se trata del acceso a una cueva; otros aseguran que un día a esa oquedad se metieron dos perros, uno salió de inmediato, pero el otro tardó en salir, y además ya no se le vio igual, pues éste tenía otro color de pelo y su actitud fue diferente hasta que al mes murió.

Dos vecinos platican que vieron pasar a un fantasma, se hicieron los muy valentones y fueron a perseguirlo, pero al acercarse a éste desapareció como por arte de magia. En ese mismo instante lo volvieron a ver, sólo que ahora en otro sitio, nuevamente fueron tras de él, y cuando estaban a punto de alcanzarlo éste comenzó a alejarse de ellos a velocidad inaudita. Estas personas acabaron por enfermarse del susto.

Y eso es Copalhuaca, un paraje que se encuentra rumbo al monte comunal de Cuauhtenco. ¿Quiere usted, amable lector, lectora, verificar lo que aquí he escrito? Pues entonces lo espero a la media noche, ya sea abajo del ahuehuete, en el árbol de tejocote, en la barranca o en el puente, nomás diga dónde. ♦

Portada 103 de la Revista Nosotros correspondiente a mayo de 2007

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